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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 289 hasta el año de mil setecientos cincuenta y dos, en que la entregaron al señor Ordinario eclesiástico, en cuya atención y, en virtud de lo prevenido en real cédula de trece de octubre de mil setecientos cin- cuenta y tres, se erigió en parroquia y desde entonces se comenzó a proveer en presbíteros seculares conforme a las leyes del real patro- nato. Esta dicha villa es cabeza del partido o vicariato del propio nombre de Calabozo; su territorio parroquial consiste en diez y siete leguas de oriente a poniente y once de norte a sur, casi todo de lla- nuras. Al oriente confronta con el pueblo del Sombrero, del vica- iato de la ciudad de San Sebastián, distante siete leguas, al norte con el pueblo de Guardatinajas del dicho vicariato de San Sebastián, distante veinte leguas, y al sur, con el supradicho pueblo de la San- tísima Trinidad, distante poco más de una legua; y, aunque entre éste último pueblo y el de Camaguán y asimismo en las cercanías de otros pueblos de misión a la otra banda al sur del río Apure, hay algún territorio más perteneciente a esta parroquia de Calabozo, no se pudo adquirir razón cierta de su extensión por lo vasto de estos terrenos y caudalosos ríos que hay en ellos. La iglesia parroquial de esta villa se titula de Todos los San- tos; su fábrica se estaba construyendo al tiempo de la visita; enton- ces estaba concluida la sacristía, la capilla mayor y otras dos capi- Las colaterales que han de quedar por cabeza de las naves. Todas las paredes son de tapias y mampostería y el techo de tablas cu- bierto de teja; en la referida sacristía se celebran las funciones ecle- siásticas y, para mejor comodidad del pueblo, había una pieza gran- de de paredes de bajareque y techo de teja, contigua a la misma sacristía por uno de sus costados, y en ella estaban puestos cuatro altares, a saber: el mayor en que siempre está colocado el Santísimo Sacramento; otro dedicado al misterio de la Huida a Egipto; otro, a San Antonio de Padua, y otro a las benditas ánimas, y allí mismo está puesta la fuente bautismal. La fábrica de esta iglesia ha de ser de tres naves distinguidas con dos órdenes de columnas y arcos de ladrillo, según los cimientos que estaban comenzados, y lo que se trabajó durante la visita de esta villa parece de bastante capaci- dad y duración. Para el servicio de dicha iglesia sólo hay un ministro, que es su cura rector, y fuera de ésta no hay más que un presbítero secular de continua voluntaria residencia en esta villa, que a veces sirve de teniente de cura. La renta anual que goza dicho cura rector, y tam-

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