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260 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA que por estar inmediato a la villa de Araure se le dio este mismo nombre de Araure. De aquí fue trasladado, en el año de mil setecien- tos diez y seis, por disposición del Ilustrísimo Señor don Fray Fran- cisco del Rincón, dignísimo obispo que fue de esta diócesis, al sitio de Sarare, y últimamente, en el año de mil setecientos veinte y cua- tro, se mudó al sitio en que actualmente se halla. Corresponde dicho pueblo de Jujure al Vicariato de la villa de Araure y su territorio consiste en legua y media de oriente a poniente, y otro tanto de norte a sur, y por todas partes está rodeado del territorio parroquial de dicha villa de Araure, por haberse fundado dicho pueblo de Jujure, en la última traslación, dentro del mismo territorio de Araure. Las poblaciones fronterizas son: al oriente, el pueblo de Lagunitas del Vicariato de San Carlos, distante diez leguas poco más o menos, en que intermedia un bosque impenetrable; al poniente el supradicho pueblo de Nuestra Señora de la Aparición de la Corteza, distante nueve leguas y media; al norte el pueblo de Cojedes de dicho Vicariato de San Carlos, distante por línea recta doce leguas, y al sur, aunque con alguna declinación al poniente, está el pueblo de Guanarito, del Vicariato de Guanare, distante catorce leguas, cuyo territorio es todo de sabanas o llanuras. La iglesia de este pueblo de Jujure está dedicada a San Antonio de Padua, y lo más antiguo que en ella se encuentra, es un libro de Bautismos, que comenzó a veinte y siete de febrero de mil seiscientos sesenta y cinco, y sus antecedentes se consumieron en un incendio que padeció este pueblo. Su fábrica es de bajareque doble, cubierta de palma y hace figura de tres naves divididas con algunas columnas de madera; tiene capilla mayor, sacristía, pieza de baptisterio, y un pór- tico de semejantes materiales, todo de mediana capacidad y de poca fortaleza; sus altares son tres, a saber: el mayor en que está colocada una imagen de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora; otro, al lado del Evangelio, dedicado al santo titular, y otro a San Fidel de Sigmaringa al lado de Ja Epístola. El religioso capuchino misionero de este pueblo es el único mi- sionero que hay en él y las rentas que anualmente goza, consisten en cincuenta pesos, que se le contribuyen de las cajas reales; en diez y ocho pesos a que podrán alcanzar las primicias, y trece pesos que pro- ducirán las obvenciones de misas cantadas de devoción y de bautis- mos, casamientos y entierros de los vecinos españoles, que todo com-

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