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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 9 sen para venderlos a los extranjeros que trafican y comercian por el Orinoco, cuya traición, habiendo sido entendida y penetrada por los religiosos de dichas dos misiones, tuvieron tiempo de dar aviso por diferentes partes, asegurando primero y haciendo poner presos a los caribes que en dicho pueblo de Altamira estaban, por ser los que habían usado la traición; y aunque dichos caribes traicioneros, llevándolos presos a Calabozo, tuvieron el logro de quitarse las prisio- nes con que iban asegurados y quitar la vida a tres soldados que los llevaban y huirse, no consiguieron su intento, pues, habiendo salido los indios cabria por el Orinoco al Puruey y al puerto de Cachicamo y los indios cumanagotos y palenques de Altamira por tierra al río de Zuata, mataron más de doscientos caribes, entre varones y hem- bi-as, según que por los despojos se llegó a reconocer. Este acaecido fue en el mes de septiembre del año pasado de cincuenta y uno. En vista de lo cual, luego que llegué a esta ciudad de Caracas, pedí a vuestro gobernador y capitán general de esta provincia, Don Felipe Ricardos, que, mediante las reales cédulas que V. M. tiene concedidas a los misionarios capuchinos, las que presenté, para poder erigir y fundar pueblos o villas de españoles que sirvan de resguardo a las misiones y ayuden a vuestros misionarios a la reducción de los genti- les, diese despacho para que se fundase en las cercanías del dicho puerto de Cachicamo una villa, cuyo titular fuese en obsequio de vuestra católica real sacra majestad, llamándola San Fernando, y así lo ejecutó vuestro gobernador, y en la que pondré yo y los demás misionarios vuestros los mayores esfuerzos para su fundación, por ser tan en servicio de Dios y en el de V. M., pues no sólo servirá dicha villa para resguardo de las dichas dos misiones y de otras que se podrán con el tiempo fundar, sí también para obviar el trato ilícito que los extranjeros tienen por dicho puerto de Cachicamo a donde llegan y paran sus embarcaciones, el que está a las fronteras del de los caribes, que hasta su lengua ignoran, como de tres indios caribes que se remitieron presos al pueblo de misión de San Francisco Javier de Agua de Culebras por el mes de febrero de este año de cincuenta y dos, que son de los mismos que a V. M. informó mi antecesor Fray Miguel de Cádiz el año pasado de cuarenta y nueve, fingiendo querer poblarse con los misionarios de esta provincia, y de un negro esclavo que salió habiendo entre ellos, me informé cuando hice la visita de dichas misiones. Ha tenido dicha misión de Altamira el grande atraso, fuera del amenazado asalto de los caribes, el haberse quemado la iglesia

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