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170 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA vida reservada, como así se ejecutó, quedando hasta hoy indeterminada una injusticia controvertida entre partes. Vuestra Majestad sabrá muy bien los arcanos de esta injusticia. Dicho pueblo de Cabi-uta es al presente el único y preciso puerto para las embarcaciones y comunica- ción del alto y bajo Orinoco, en donde, de orden de Vuestra Majes- tad, se hallan establecidos nuestros misioneros, y el que debe también considerarse muy importante al mejor progreso de las nuevas reduc- ciones y poblaciones antes dichas sobre las riberas occidentales de aquel río, tanto para los precisos recursos de providencia, que es consi- guiente se necesiten, como porque, estando dicho pueblo al cargo del Prefecto de estas misiones, con los demás del bajo Orinoco, que ocu- paban los Jesuitas, podrá por sí dar las más prontas disposiciones que piden los acaecidos, que son regulares, y que en semejantes empresas tiene enseñada la experiencia. Así lo suplica a Vuestra Majestad se digne mandarlo porque así lo considera en su conciencia convenir a vuestro real servicio y al de Dios en el considerable de la salvación de las almas que se conquistan, como también a la buena armonía y paz de las misiones. Los misioneros que han venido a ellas, en cuatro distintas remi- siones y con los despachos necesarios, desde 27 de julio de 1742 hasta 19 de marzo (le 64, son en todos, incluso el religioso lego enfermero, cuarenta, de los que, además de los tres expresados, que constan en esta relación, haber fallecido, han muerto en el intermedio de dichos años el Padre Fray Miguel de Cádiz en Iguana; en Aguablanca, el Padre Fray Eugenio de Ubrique; en Puerto Cabello, el Padre Fray Felipe de Marchena, y en Caracas el Padre Fray José de la Orotava. También se regresaron a esos reinos, cumplidos los diez años de misión, los Padres Fray Antonio de Torrox, Fray Antonio de La Higue- ra, Fray Cristóbal de Alcalá y Fray Fernando de Ardales. Asimismo de los seis religiosos que de estas misiones y de orden de Vuestra Majestad fueron a las reducciones del alto Orinoco, se regresaron tres por enfer- mos, y de los tres restantes falleció allí el Padre Fray Felipe de Málaga; fue separado por inhábil ci Padre Fray Andrés de Antequera, y sólo quedó el Prefecto Fray José Antonio de Jerez de los Caballeros. Cuya falta de catorce religiosos, como la imposibilidad de ancianos y enfermos expresados en esta relación, hace presente y suplica a Vuestra Majestad la necesidad de nuevos operarios, y la que así también tiene representada a este vuestro gobernador y obispo dioce- sano, para que, conforme a ley, concurran con sus respectivos informes
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