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u, PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA luego al punto mandó dicho R. P. Provincial un orden ejecutivo para que, visto que fuese, se regresasen a su Convento, como lo hicieron. A esto se sigue que el rey nuestro señor, q. D. g., mandó, creo que fue el ario de setenta y uno, una misión de 19 religiosos de mi provincia, y los señores gobernadores y provisores destinaron dos a estas misiones y los restantes fueron destinados todos para las misio- nes que tenían los Jesuitas en el Orinoco y para las que hay más arri- ba, y, desde que llegaron, comenzaron a experimentar el mal trata- miento de Centurión y se opuso a que no quedase ningún religioso en las citadas misiones de Jesuitas. Por segunda orden del Sr. So- lano se vio obligado Centurión a admitirlos, pero, con tales trata- mientos y providencias, que a corto tiempo murieron cinco religiosos con la mayor necesidad, y los restantes se regresaron, y tres existen aún en estas misiones, y los restantes se han regresado a España; y desde entonces carecen todos aquellos pueblos de, sacerdote que ad- ministre los santos sacramentos y predique el Evangelio. El mayor desconsuelo que tenían los Padres era ver el libcrtismo con que vivían aquellos cabos y oficiales, puestos por el Sr. Centurión, usando licen- ciosamente de las indias, con tanta publicidad y descaro, que de noche, en medio de las plazas, usaban de ellas, y algunas veces de día. Desde que recogieron a los Jesuitas, estableció Centurión que a los Padres no se les permitiese servirse de indio alguno, de lo que resultaba mayor trabajo, y el no tener quién le hicese a los religiosos un bocado de comer. El citado cabo de Atures, Jerónimo Prieto, me refirió, entre otras cosas, que D. Manuel Centurión los cabos que nombraba para [as misiones de los Padres catalanes de Guayana, los instruía primero, a fin de que informasen contra dichos Padres y les fuesen en todo contrarios, y que a él le nombró para una de dichas misiones con la misma instrucción y lo que hizo fue instruir al religioso de esta ma- lignidad y que se lo noticiase a los demás Padres. Dicho Sr. Centurión, con indios sonsacados de las misiones de los Padres aragoneses de Cumaná, con indios de esta provincia y con otros de las misiones dichas de los Jesuitas, tiene hecho varios pue- blos en el bajo Orinoco, suponiendo haber sido sacados o venidos de la gentilidad, y así lo tiene informado a la corte. Asimismo infor- mó, según me lo dijeron, que a nuestra ida a las misiones de los re- feridos Padres Jesuitas, luego que llegaron a San Borja, se despoblaron

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