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MI5ION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 135 fuerte. San Carlos, San Felipe, en Río Negro, con sus iglesias, con- ventos y casas fuertes, con los dos más que deja dichos, San Miguel y San Antonio, de los capitanes Javita y Davipe, y también la nación maldabaca, y otras que, por estar yo solo, quedan en sus clamores, sin el remedio que desean, estando como están prontos a poblarse en las cabeceras de Pasimona a distancia de San Carlos como 8 a 10 días agua arriba, con la advertencia de que en algunos de ios pueblos, por su mucha distancia a otros, son precisos dos sacerdotes para evi- tar la falta de reconciliación, no siendo óbice el que acaso quede al- guno de supernumerario, puesto que hay muchas almas en que pueda emplearse y ser factible la falta de alguno o algunos. En los nominados pueblos, ínterin llegan los operarios evangé- licos, tengo puestos soldados de los de mejor vida que cuiden de la conservación de los indios e instrucción de doctrina a los niños. Tam- bién representa que y. S., como se sabe igualmente que el exponente las distancias de que habla, se haga el cargo de que la limosna de 175 pesos, asignada a cada sacerdote, no es por ahora competente a proveerse de las cosas necesarias que precisamente han de solicitar de las capitales por todas partes lejos en más de 30 días de viaje, y siéndonos más fácil su cobro en las reales cajas de Santa Fe, lo hace presente a V.S. para que por la real piedad se reiteren las corres- pondientes órdenes al Excmo. Sr. Virrey de aquel reino, en la inte- ligencia de que, a mi instancia a dicho Excmo. Sr. para el cobro de la asignación allí hecha, se respondió, en fecha de 30 de junio de 1767, con imposibilidad de cumplir estas limosnas, cuya falta pre- cisamente ha de escasear la reducción por no poder subsistir sin este indispensable sufragio. Todo lo que expone para que el superior discernimiento de V .S. juzgue en estos asuntos, seguro de verdaderos, con la súplica de que los pase a S.M. para sus reales determinaciones, en que re- cibirá a V.S. el favor y justicia por que claman aquellos naturales. Caracas, y junio, 10, de 1769. Fray José Antonio de Jerez Prefecto del alto Orinoco y Río Negro