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124 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Apolinar, fueron ocurriendo de las naciones maquiritares, catarape- nes, guapinabis y macos, cuyo número, según las relaciones de sus capitanes e informes que se tomaron de unos y otros, reservadamente y cerciorándonos por medio de los soldados que despachamos a su reconocimiento, resultó el de 600 guainabis, 160 maquiritares, 100 catarapenes, 2.000 macos y de las naciones guajarivas, guatapayanes, etc., 3 a 4.000. Estas dos últimas naciones no concurrieron por la distancia de su morada; de las otras cuatro vinieron capitanes y gentes con regalos de cacao, mañoco, casabe y plátanos, acompañando a los soldados ex- ploradores, y se nos presentaron pidiendo ser poblados y mantenidos en seguridad y auxilios de las extorsiones que padecen de los caribes y holandeses, que los molestan en gran manera, quedándonos el sen- timiento de no poder acudir a sus deseos por falta de medios con que construirles casas, labranzas y tapar su desnudez, que lo necesitan por la mucha plaga. Pero les ofrecimos, con la ayuda del Señor, pro- veerles de lo necesario para el cumplimiento de sus buenos deseos, y con cuya promesa esperanzados continúan la comunicación con el poblador Don Apolinar Díez de la Fuente y la tropa de Esmeralda, y se proporcionará con toda brevedad esta empresa con las providencias que lleva este poblador, a quien encontró el exponente en Cabruta, de vuelta de Esmeralda, con alguna provisión a este fin. Desde este sitio subimos, por el mes de noviembre, a la explo- ración de la tierra y riberas del río Orinoco hasta sus cabeceras al Este, navegando 14 días, en los que observamos y reconocimos más por extenso las citadas naciones y los muchos cacaguales, que allí ha producido, sin otro cultivo ni beneficio que la misma naturaleza. Cier- tamente, señor, no sé cómo expresar a V.S. los innumerables árboles de cacao, el arreglado plantío que en algunas plantas vimos y la abun- dancia de fruto pues en la larga distancia de más de 100 leguas, no se pasó día en que no advirtiésemos a un lado y otro deL río dicha abundancia, aunque con los defectos que comprenderá V. S. por el informe del asociado Bobadilla, que yo he rectificado, como que pre- sencié la exploración al dicho encargado. Asimismo, los yugas y al- mendrones, que se producen en aquellos montes en árboles muy cre- cidos, y con cuyo fruto se mantiene la nación guajariba el discurso del año, haciendo prevenciones en el tiempo de cosechar y guardar cuando no puedan salir al monte a cogerlas, bien que esta providencia

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