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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 109 262 Carta del Prefecto P. Fernando de Ardales al rey dándole cuenta de haberse puesto en ejecución la orden de que fuesen algunos misione- ros de los llanos al alto Orinoco y Rionegro, exponiéndole al mismo tiempo algunos problemas de la misión. - Misión de Caracas, 30 mayo 1764. - Original (AGI, Caracas, 205). Señor: En obedecimiento y puntual observancia del orden que V. M1 ha sido servido dirigirme por el bailo Frey Don Julián de Arriaga, vuestro ministro, dado en San Lorenzo el Real, a 2 de noviembre del año pasado de 1762, y el mismo fecho en Madrid, a 28 de febrero de 63, por vuestro secretario Don José Ignacio de Goyeneche, parti- cipo a V. M. que el 30 de abril próximo pasado despaché, con acuer- do de vuestro gobernador, y salieron de esta ciudad de Caracas en lo más crudo del invierno para las nuevas fundaciones del alto Orinoco y Rionegro, los PP. Fray Jerónimo de Gibraltar, Ex-Prefecto, Fray José Antonio de Jerez de los Caballeros y Fray Gregorio de Benaocaz, a tomar posesión de las tierras que allí y en Rionegro nos ha señalado V. M. para nuestro apostólico ministerio, de cuya resulta y progresos iré dando puntual cuenta a V. M., según y como fuere ocurriendo. Y ahora, en cumplimiento de mi obligación y a lo que tengo concebido de los incultos parajes a que se nos ha destinado, no puedo menos de hacer presente a la innata demencia de V. M. que ni los expresa- dos religiosos ni los que fueren sucediendo se podrán mantener si no se les asigna alguna cosa cierta para su subsistencia, por no haber desde aquel sitio fácil recurso a estas misiones, aunque pobres y exhaustas por 10 contrario de los tiempos, ni menos fieles en sus inme- diaciones, que puedan ejercer con ellos la caridad Cristiana, a que se añade la urgente y precisa necesidad de algunas embarcaciones existen- tes para su total descubrimiento, por lo que rendidamente suplico a V. M. se digne dar la providencia que tenga por conveniente, a fin de que se entable un hato de ganado mayor en la sabana de los Maipures que V. M. nos ha señalado para este efecto, por cuanto urge en el día esta necesidad y, socorrida ésta, se asegura la indispensable manutención de los operarios evangélicos y podrán con más vigor y