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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 87 respecto que lo mismo tienen los Reverendos Padres de la Compañía de jesús, y siendo así que el río de Zulia y Catatumbo, jurisdicción de la ciudad de Pamplona, está prohibido su comercio por ellos en virtud de cédula real de V.M., que Dios guarde, a pedimento del gobernador de Maracaibo y después de la determinación de la real cédula, se pidió despacho en el real acuerdo de Santa Fe para que a los Padres no se les impidiese el traer por aquella vía, cera, vino y hierro. Así me lo asegura Don Clemente de Araus, corregidor ac- tual de los valles de Barquisimeto, que sucedió estando por corregi- dor en aquellos parajes que dejo referidos. Porque en esto, señor, vamos mirando a que no se gaste en esta reducción de almas, que es de tanta importancia, cosa alguna de la real hacienda de V.M., que Dios guarde, porque, de no ser así, será preciso, con licencia de V.M., que Dios guarde, sacar las misiones de los valles de Barquisimeto y ponerlas en los llanos a riesgo de que se pierdan muchas almas por estar cercanos a sus tierras. 3?.— También, señor, no puedo dejar de representar a que Dios guarde, y a su Real Consejo de las Indias, necesidad tan grande que hay en estas nuevas reducciones de que en los pueblos tengamos hasta doce familias de blancos o pardos, que sean vecinos y feligreses de dichas misiones, para que, en las fugas que pretendie- sen hacer los indios, tengamos quien nos ayude a buscarlos, y para que en sus embriagueces tenga el misionario el abrigo de que, si se les propone el querer matar al Padre, a una voz del Padre tenga quien lo socorra; y para que dichos indios, con el temor de que hay gente, no se atrevan a hacer algún desacierto, porque repetidas veces lo han inntado y cada día se experimenta, viviendo los misionarlos con este sobresalto. 4?._ Y asimismo represento a Vuestra Majestad, que Dios guarde, y consulto su Real Consejo de las Indias, si los vecinos que vivieren dentro de la legua de la misión, unos por causa de tener sus labranzas antes de fundar y ser preciso que se queden allí, otros que por pobres se vienen a vivir dentro de dicha legua, si podrán ser feligreses de dicha misión; lo uno porque también nos ayuden, y lo otro porque, como habían de vivir en los montes, sin saber qué cosa es Dios, ni oir misa en todo el año, porque no tienen ropa de- cente para ir a otras iglesias, y aun a la misión de cualquiera suerte vienen, oyen misa, confiesan y comulgan, y de ello se sigue gran
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