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84 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA de su Orden y el suplicante tengan el justo y debido empleo, según su instituto apostólico, en estas conversiones que se comenzaron el año de mil seiscientos cincuenta y ocho. Hasta el presente año se han hecho treinta y siete poblaciones; de éstas unas mantienen los reli- giosos, otras se han entregado al obispo por falta de operarios, y otras han sido destruidas por varias hostilidades del demonio, levan- tándose los indios y huyéndose a los llanos hasta catorce pueblos, habiendo padecido martirio unos siete religiosos, ya a macanazos, y ya con el tormento del veneno, padeciendo grandes congojas, que no lo repito individualmente porque el año pasado de mil setecientos diez y siete hice relación a V.M., que Dios guarde, de todo, siendo también Prefecto de estas misiones. Y a vista de estos peligros, no le falta a los religiosos misionarios la constancia para permanecer en la propagación de la fe con gran celo de la honra de Dios, servicio de V.M., que Dios guarde, y salvación de estas pobres almas, viendo que se logra un fruto muy copioso de tan innumerables almas que se salvan. Y aunque en medio de trabajo tan grande el enemigo común no se descuida, levantando algunas llamaradas de persecuciones con siniestros informes que se han hecho a V.M. > que Dios guarde, pero nos queda el consuelo de que en todo tiempo sale la verdad clara de nuestro obrar, porque lo permite Dios, como es manifiesto de las gracias que V.M., que Dios guarde, ha dado a estas misiones, como consta por cédulas reales, dando gracias V.M., que Dios guarde, de los pueblos que hemos fundado y dos villas, pasando de treinta mil indios los que se han poblado, aunque por la inconstancia se han vuelto a huir muchos, como arriba dejo aclarado, habiendo extendido la provincia y jurisdicción de Caracas con las misiones más de ciento cincuenta leguas, asegurando los caminos por este medio y poblán- dose de muchos españoles. Todo consta de la citada cédula, sin otras que tenemos, en el que por no dilatarme no la cito, mas con todo esto se nos ofrecen nuevas persecuciones, no obstante que están viendo por sus ojos nuestro modo de obrar, el trabajo que nos to- mamos para sacarlos de los llanos, mantenerlos en los pueblos que se forman, dándoles todas las semanas el sustento de carne, vistién- dolos, proveyéndolos de hachas, tacises, machetes, y la solicitud de sus enfermedades, y, además de esto, componiendo las iglesias de todo lo necesario con toda decencia, que todo esto es suma de mucha monta,
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