BCCCAP00000000000000000000507
64 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Dios y V.M., fueran caminando, habiendo en dichos parajes de los llanos cesado las conquistas espirituales que se hacían sin haber ha muchos años entradas a los dilatados montes para atraer indios a nues- tra santa fe católica por razón de que nadie quiere acompañarlos, siendo según estoy informado, los principales promotores de esta falta de en- tradas Bartolomé Gutiérrez de Roda y Esteban Moreno, vecinos de dicha villa de San Carlos, caudillos precipuos que impiden tanto bien, apartando, persuadiendo y aconsejando no sólo a otros que los siguen, sino es aun a los afectos y celosos de ayudar a esta empresa, valiéndose para ello de calumniar, motejar e injuriar a dichos religiosos cuando tratan o intentan hacer algún viaje a este santo fin, siendo tan decla- rados enemigos de los Capuchinos y contrarios a sus operaciones, que ahora cuatro años, cuando llegué a esta ciudad de la de Santo Domin- go, Don José Francisco de Cañas, siendo gobernador de esta provincia, tenía preso en la cárcel pública al dicho Bartolomé Gutiérrez de Roda por sus desenfrenamientos así de palabras como de obra contra estos religiosos, a quien por mi intercesión sacó de la cárcel dicho gober- nador y, viniendo a casa, paternal y caritativamente le corregí y amo- nesté y apercibí que no persiguiese a los Capuchinos, y la enmienda que sacó de esta piedad y buenos oficios fue ir más obstinado y maqui- nar contra ellos las nuevas quimeras que informé a V. M., cuyas fal- sedades se evidencian de las informaciones, papeles y memorial, que humilde y reverentemente presentarán las misiones en vuestro Real y Supremo Consejo de las Indias. Y concluyo, señor, certificando a V.M. como debo, por el estado y dignidad en que Dios y V. M. me han puesto sin méritos, que en la vida, vestido, alimentos y bienes tempo- rales en estos ministros de Jesucristo y capellanes de V.M., no he hallado en ellos diferencia de los que viven en España, antes sí vi, ex- perimenté y conocí adecuadamente su celo, paciencia, tolerancia y go- bierno con que sufren, solicitan y dirigen a tanta gente ignorante y bárbara, que sólo tuve que admirar en ellos su mucha observancia del instituto de su regla y envidiar su aplicación al santo fin, a que Dios les condujo a la América y a que vinieron destinados, haciendo cada día más cierta su elección y vocación por las buenas obras que ejercen. Y, a mi corto sentir, conviniera mucho que la cizaña y mala semilla de estos dos hombres y sus aliados se purgara y apartara muy lejos de estos sitios y lugares, para que no embaracen esta mies evangélica. Este, señor, es mi sentir. En vista de todo mandará V.M. lo que fuere ser-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz