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IvII5ION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 405 243 Cédula al P. Comisario general de las misiones para que en modo alguno permitiese cambiar los religiosos de una a otra misión, sin autorización del rey, como tampoco el que pasasen de España a las Indias. - Buen Retiro, 9 abril 1749. - Original (AGI, Santo Domingo, 885, Registro de cédulas, 0-48, ff. 69-72). El Rey: Venerable y devoto Padre Fray Francisco María Arenzano, Minis- tro Provincial de la Orden de Capuchinos, de la provincia de Anda- lucía y Comisario general de las misiones, que vuestra religión tiene en las Indias: El Padre Fray Miguel Francisco de Vélez, misionero apostólico y procurador general de las misiones de la provincia de Venezuela, me ha representado que, habiéndose presentado por el procurador de ellas a Don Gabriel de Zuloaga, siendo gobernador de la misma provincia, una real cédula de 23 de noviembre del año de 1745, en que se mandó se asistiese a los misioneros con lo deven- gado del sínodo que les está señalado para su manutención, a fin de que no se malogren ni retarden los importantes fines de la conver- sión de los indios, ordenó, en vista de lo que informaron los oficia- les reales de aquellas cajas, que se justificase por parte de las misio- nes los religiosos que en ellas habían asistido desde el año de 1731, qué tiempo, en qué pueblos y los despachos en virtud de que habían ido a ellas, lo cual ejecutó con toda individualidad el Prefecto de lareferidas misiones, y que, en esta inteligencia y de lo que expu- sieron nuevamente los enunciados oficiales reales, mandó el expresa- do gobernador que se entregasen al Prefecto seiscientos pesos, como se hizo, por cuenta de lo que tenían devengado los misioneros, no obstan- te la falta de caudales que entonces había en aquellas cajas, exclu- yendo de esta limosna a Fray Cirilo de Sevilla, Fray Tomás de Pons y Fray Bernardo Castellón; motivaron para ello que el primero no había residido como debía en pueblos de misiones; que ci segundo había pasado a ellas sin real permiso, y que el tercero pasó igualmen- te sin esta circunstancia, aunque con vuestra licencia, a las misiones de aquella provincia, estando destinado a las de Maracaibo; por lo que me suplicaba el enunciado Procurador general que, en vista del testimonio que presentaba y en atención al notorio celo con que han

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