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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 399 Estos son, señor, los pueblos que vuestros misioneros capuchinos tenemos al presente a nuestro cargo en esta vuestra provincia de Ca- racas; y por cuanto en la supra citada cédula real sobre que me hallo exhortado y requerido, se sirvió V.M. ordenar y mandar que se le haya de dar razón de todos aquellos pueblos de reducción que se ha- llan ya en estado de reducirse a doctrinas o curatos seculares, habien- do yo con toda posible madura reflexión conferenciado este punto con los RR. PP. Conjúdices misioneros y siendo también preciso por los respectos que me asisten, que haya de declarar a V.M. con toda sincera ingenuidad mi sentir sobre el particular de la resignación de algunos pueblos, he resuelto prevenir a V.M. diciendo que, aunque en atención a las leyes, órdenes y mandamientos vuestros sobre el particular de la entrega de pueblos de reducción, algunos de los pue- blos referidos que están a nuestro cargo, hayan cumplido el tiempo para que deban ser resignados al Ilustrísimo y Reverendísimo Obispo para que ponga curas clérigos en ellos, según y conforme a las leyes de vuestro real patronazgo, pero, en atención a que, según que ha de- mostrado la experiencia, los pueblos de reducción que en diferentes ocasiones han resignado vuestros misioneros capuchinos así en esta provincia como en otras partes de las Indias, después de estar bien instruidos en la vida política y cristiana, se han perdido, huyéndose los indios a los montes y volviéndose a su gentilidad, sin más motivo, a lo que se cree y discurre, que la mutación de nuevos ministros ecle- siásticos y de diferente profesión, en lo que se malogra el católico celo de V.M. y de sus gloriosos progenitores, se' pierde el imponde- rale trabajo que tuvieron y tienen vuestros misioneros capuchinos en la catequización, instrucción y enseñanza de los indios, y éstos, ade- más de perder sus almas, ponen de malísima fe a los otros indios que nunca se poblaron, imposibilitándose por este medio la reducción y conversión de los indios gentiles por aquellos medios suaves que V.M. quiere y ordena y manda por sus leyes, por tanto soy de sentir que no están los pueblos de reducción de nuestro cargo en sazón para que 'os hayamos de dejar de nuestra mano los misioneros capuchinos y ponerlos en manos de curas clérigos seculares. V. S . R. M. verá allá mejor que yo con su alta comprensión lo que más bien convenga al ¡ servicio de Dios nuestros Señor y suyo, aumento y conservación de los miserables indios en la fe de nuestra santa madre Iglesia y debida obediencia a V.M., quedando yo ahora y siempre con los demás reli-

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