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390 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA habían pasado los misioneros los diez años prevenidos por leyes, se pusiese de acuerdo el nominado Don Martín de Lardizábal con el obispo de esa diócesis, a fin de que se le entregasen y pusiesen en doctrinas de curas seculares en la misma conformidad en que se ha- bía practicado con las misiones de la villa de San Carlos, se expi- dieron los despachos correspondientes en 15 de marzo del año si- guiente de 1735, y en su consecuencia ha dado ahora cuenta con testimonio ese Reverendo Obispo, en carta de 24 de enero del año próximo pasado, de que le habíais hecho saber lo mandado en la citada real cédula y que en su cumplimiento hizo notificar al Padre Fray Miguel de Olivares, Prefecto de las misiones de Capuchinos de esa provincia, que hiciese dejación de los dos pueblos nombrados, San Francisco Javier de Agua de Culebras y Nuestra Señora del Car- men, de la jurisdicción de la citada ciudad de San Felipe el Fuerte, y se ofreció al mismo tiempo a practicar con vos cualesquiera dili- gencia que fuese necesaria para este intento, como en efecto lo soli- citó en vista de un difuso memorial que le presentó el mencionado Padre Prefecto, en el cual pidió que se sobreseyese en el cumplimiento de la citada real cédula, por el vicio que contenía de obrepción y subrepción y por el daño irreparable que se seguía a los indios de las expresadas misiones como a la reducción de los gentiles y conversión de los reducidos, y también por el escándalo que ocasionaría a toda esa provincia contra el decoro de su Religión, haciendo culpados a los misioneros en las mismas obras y acciones con que habían desem- peñado su obligación. Todo lo cual expresaba el mismo Padre Pre- fecto, que tuvo sin duda presente Don Martín de Lardizábal para no haber puesto en planta lo mandado por la mencionada real cédula, siendo así que gobernó esa provincia dos años después de su fecha, a que se añadía que era incierto, como se justificaría, que las refe- ridas misiones hubiesen sido abrigo y refugio de tratantes de ¡lícito comercio; además de que, estando como estén ambas a distancia de una y dos leguas de la ciudad de San Felipe, cuyas justicias se van frecuentemente a pasear en ellas y en donde ejercen libremente su jurisdicción, podían haber embarazado el trato ilícito si lo hubiera habido, a cuyas expresiones añadió otras muchas para justificar el celo, desinterés y el inmenso trabajo que tenían los misioneros en la reducción y conversión de los indios y para mantenerlos sin gravamen alguno de mi real hacienda, y haber sido incierto el informe que se

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