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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 385 buenos y celosos ministros evangélicos y verdaderos misioneros, y, en su consecuencia, pasó a no admitir al Padre Fray Miguel de Oliva- res la dejación que había hecho de aquella doctrina y a mandarle que, respecto de que se hallaba sirviendo de Prefecto de la misiones de esa provincia, nombrase religioso, a cuyo cargo estuviese el pasto espiri- tual de los indios de aquel pueblo y la conversión de los nuevamente reducidos, sin atender ese prelado, para haber dado esta providencia, que aquel pueblo no es de indios de misión, como expresaba en su auto, sino de doctrina y tributo, y que los pocos que habían quedado en él de la nación otomaca, estaban ya reducidos, bautizados e ins- truidos en la doctrina cristiana, mediante lo cual no se necesitaba en aquel pueblo de la asistencia de religioso misionero, y que tampoco se podía quitar a su verdadero párroco, sin tener presente tampoco ese Reverendo Obispo que la dejación que había hecho el Padre Fray Miguel de Olivares se había practicado con vuestra intervención, ni que había falta de religiosos en las misiones de los llanos de esa pro- vincia, como se evidenciaba de que le habían instado los misioneros, y a vos también, para que me dieseis cuenta de ella, a fin de que se envíen ii'ás religiosos. A todo lo cual se añadía que la disposición del mismo Obispo era contra lo mandado por real cédula de 19 de marzo del año de 1743, sobre que en los curatos de eclesiásticos seculares no se pongan, ni aun interinamente, a los regulares, ni en los de éstos a aquéllos, y exprésalo asimismo que, conociendo vos que no surtiría efecto alguno cualquiera diligencia que hubierais querido practicar con ese prelado para arreglar este punto, por no haber hallado en él hasta entonces proporción para cosa alguna de las que le habíais pro- puto, y más cuando era todo su empeño el favorecer al referido Padre Fray Miguel de Olivares, que se hallaba ya arrepentido de la dejación que había hecho de la doctrina del pueblo de Charayave, me lo hacíais presente para que, en su vista, me digne de tomar la provi- dencia que más convenga, a cuyo fin concluís expresando que, del enunciado testimonio que acompañáis con vuestra citada carta, se podía sacar una noticia cierta de todo lo referido, pues se hallan en él los instrumentos que justifican la admisión de los indios otomacos en el pueblo de Santa Rosa de Charayave, las quejas dadas por sus naturales contra el Padre Fray Pedro de París, en tratar mal a los indios de aquel pueblo, ultrajando hasta a las justicias de él. Y, ha- biéndose visto en mi Consejo de las Indias la citada carta y testimo-

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