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MI5ION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 377 tuvo en estas misiones hasta el día nueve de marzo de mil setecientos y cuarenta y dos, que murió en las misiones de Calabozo. Todos los expresados religiosos tienen justificada su existencia en las misiones ante los señores gobernadores que por el tiempo han sido y ante quienes han presentado los despachos así de S.M. como de su Real Casa de Contratación por donde han sido pasados y reseñados, y en virtud de su legitimidad han sido admitidos por los señores gobernadores y ministros que por el tiempo han sido, al uso y ejercicio de su ministerio en conformidad de lo que previenen las leyes reales de estos reinos; y los despachos y listas de pasajeros, por donde consta su conducción deberán parar en el tribunal donde correspondan, respecto de que los demás señores oficiales reales que por el tiempo han sido, supuesta la justificación de su conducta y existencia de los expresados religiosos, han pagado a cada uno, hasta el año de mil setecientos y treinta, inclusive, el contingente de los cincuenta pesos que mandó S.M. se dé a cada uno anualmente por la limosna de vino, cera, harina, aceite, lienzo, etc., como constará de los libros de la real contaduría. 18?.— El Reverendo Padre Fray Tomás de Pons vino de España incorporado en las misiones de la Guayana, y, por varios aconteci- mientos, estuvo en estas misiones de Caracas de huésped, desde el año de mil setecientos y veinte y tres hasta el de mil setecientos y treinta, que se embarcó para España, de donde volvió a esta provincia por el mes de marzo de mil setecientos y treinta y dos, e incorpora- do a estas misiones de Caracas por el Reverendo Padre Comisario gieral, se ha mantenido en estas misiones hasta el presente. Dicho relTioso trajo un real despacho de S.M. cometido al señor gober- nador y capitán general de esta provincia, que lo era a la sazón Don Sebastián García de la Torre, para que hiciese averiguación del des- pojo que hicieron los de la Trinidad y Guayana al expresado Padre Pons de los indios que tenía reducidos y poblados en la jurisdicción de esta provincia, de este lado de Orinoco, en el sitio que llaman Cachimire, cuya real cédula está por cabeza de los autos que en esta materia se criaron dicho año de mil setecientos y treinta y dos, y de- ben parar en el oficio que a la sazón era de Pedro Ferrer, escribano público y mayor de gobernación, y en fuerza de estar incorporado en estas misiones y legitimada su persona por tal misionario de esta provincia de Caracas, y reconocido por tal, lo envió por agosto de