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1IISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 371 para educarlos e instruirlos en las luces del Evangelio y precaverles el regreso a sus antiguos domicilios, sin que en tiempo alguno se les haya reconocido a dichos misioneros capuchinos pereza o desafección en su ministerio apostólico, antes bien un inalterable deseo de des- truir aquel gentilismo, valiéndose para ello de las repetidas salidas en su busca y reducción y ejecutando algunas a expensas de diferentes limosnas, providenciando, según por experiencia han reconocido pre- ciso, la fábrica de diferentes poblaciones para -en cada una de ellas domiciliar los de un mismo idioma e idolatría, poderla con mayor felicidad convertir y catequizar y evitar las atrocidades que, por ser de genios opuestos, cometían los unos con los otros y proximando a las de los susodichos algunas poblaciones de españoles para hacer di- ficultosa cualesquiera fuga que los gentiles, por su propensión, inten- tasen, dando aviso con toda justificación de los progresos y disposi- ciones de sus respectivas misiones a Don Gabriel de Zuloaga, gober- nador y capitán general de V. M. en la referida ciudad y provincia, lo cual han ejecutado en servicio de la Majestad divina y en obser- vancia y cumplimiento de las especiales reales órdenes de y. M., co- mo todo se acredita de los adjuntos testimonios; y mediante a que el citado gobernador, desentendiéndose de la legal conducta de dichos misioneros y de las reales órdenes de V.M. que la protegen, ha puesto su esmero en inquietarlos y molestarlos, valiéndose para ello de infi- nitas suposiciones e imposturas productivas de un descrédito y des- estimación de dichos misioneros, vociferando haberse excedido éstos de los límites de su instituto en la fábrica de poblaciones y separación de naciones gentiles, como también en las de los españoles, por ase- arar sin verdad el citado gobernador ser gente perniciosa, negando a los referidos misioneros adelantamiento alguno en sus respectivas misiones, y apropiándoles fines particulares e intereses ya en el poco fruto de ellas, ya en el abrigo de gente propensa a cometer excesos y ya en el ejercicio de jurisdicciones extrañas de dichas misiones, siendo así que todo lo que han ejecutado es reglado a lo prevenido por V.M. en sus reales órdenes y sin haberse excedido en cosa alguna, ejercien- do todas sus acciones a proporción de su religiosidad y precisión, que han experimentado; mas no han podido desimpresionar al dicho go- bernador de las malévolas sugestiones en que está imbuido por Don Gaspar de Salas, antagonista de dichos misioneros, ni destruirle el encono que concibió contra Fray Miguel Vélez y Fray Tomás Pons,

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