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366 I'UENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA de los que están a mi cargo, y habiendo experimentado el que los indios requieren un poco más de sujeción de la que tienen en nuestro poder, lo he propuesto a mis prelados y Padres antiguos y todos me han repuesto que la voluntad real es el que se traten los indios con todo amor y suavidad y que en eso no se puede contravenir en ningún modo. 49.- Y, sobre si nos aprovecharnos del trabajo y utilidades de los indios, digo que generalmente oigo decir a los religiosos mis com- pañeros y a los Padres más antiguos, que están pereciendo, pues para su preciso alimento no tienen, y considerando esto mismo, se han reducido los prelados a no tomar cuentas a los religiosos que están en las misiones porque consideran no tener de qué darlas. 59.- Sobre lo que producen los pueblos de misiones que tene- mos en esta provincia, digo que estos dos que están a mi cargo, sólo producen el poquillo de maíz que dejan las avenidas a este río Guá- rico, que continuamente inunda las labranzas y las aniquila y seca, y algunas yucas que suelen criarse arrimadas al pueblo, lo que no al- canza al preciso alimento de los indios, como es público y notorio. De los pueblos de los valles de Barquisimeto y Cojede no tengo ex- periencia por no tener práctica ninguna. Sobre el producto que daban sólo he oído decir a los religiosos presidentes que las administran, que el de San Francisco Javier de Agua de Culebra produce algún poco de cacao, y el de Cojede y Turén, algún tabaco, y que estos frutos se venden para ayuda de jornadas y mantener las misiones po- bres y a los religiosos ancianos e imposibilitados, y que ni aun para esto alcanza por las cortas cosechas y poco valor que tienen los frutos. 69.— Sobre si se pueden mantener con permanencia las misio- nes y pueblos que se fundan con el resguardo de villas y pueblos de españoles, debo decir que, estando en mi provincia de Europa, oí decir muchas veces, tratando los Padres antiguos de las misiones de esta provincia, que sólo habían permanecido en ellas las misiones que se habían fundado con el resguardo de los españoles y que las demás se habían perdido por no tener los religiosos personas de quien va- lerse para contener los indios en sus fugas y embriagueces. Después que vine a estas misiones tengo experimentado lo mismo que en Es- paña oí decir, pues he visto algunos vestigios de pueblos desvanecidos por no haberse fundado con el resguardo de villas y pueblos de espa- ñoles, y en los tres años que ha que administro estas misiones de mi

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