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26 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA está representado en ci fin del pleito que pasa en el Consejo Real de las Indias, sin embargo, por haberse ocasionado algunas disensiones y disturbios entre los misioneros, obispo y gobernadores, deseando obviarlos y vivir con quietud y paz, aunque con el sentimiento de conocer el riesgo de que se pierdan y se huyan muchos de los referidos indios, ha tenido por menos inconvenientes el referido perjuicio y daño, que el vivir con desasosiego e inquietud, para cuyo efecto ha deliberado, con permiso del Padre Comisario general de su Religión y acuerdo de sus compañeros, hacer como hace dejación de las dichas villas y pueblos para que, con vista de ella, V. M. se sirva de mandar se entreguen al obispo y gobernador para que en ellas pongan curas y corregidores y den las demás providencias que convengan y fueren del agrado de V.M., con independencia del suplicante y misioneros, quedando nosotros sólo con el pueblo del río Pao por estar recién poblado, y los demás que se fueren de nuevo haciendo, habiendo en- tregado antecedentemente también al obispo y gobernador otros tres pueblos que estaban a nuestro cargo, y por falta de religiosos no los pudimos mantener, que son: el pueblo de indios de Guanaguanare, el del Cerrito de Santa Rosa, de Barquisimeto, y el de Duaca: que éste estaba a cargo del obispo y, por no haber clérigo que quisiera asistir por estar, como refiere la memoria adjunta y no poderse man- tener y luego que entramos nosotros se compuso un pueblo populoso. Y asimismo entregaremos el pueblo de San Miguel de Acarigua que dista media legua de la villa de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, que ha catorce años que el obispo nos lo entregó por lo mismo que el de Duaca, como consta del entrego de las cosas que pasa en la casa de dicha doctrina, y cuando nos lo entregó el obispo constaba de treinta familias y hoy consta de ciento y diez y siete, aunque teme- mos que, por las injusticias que les hace el corregidor, como consta del testimonio adjunto, de que tengo dada cuenta al obispo y go- bernador, si bien no han remediado nada, no se ausenten muchos. Y porque en el río del Tocuyo habrá cinco años se dejó un pue- blo reducido y asistido por los compañeros del suplicante y por estar más de cincuenta leguas distante de las demás misiones y haber gran falta de misionarios se dejó, viviendo con la esperanza de que vayan religiosos que les asistan, como lo ha manifestado diferentes veces al suplicante, ofreciéndoles no sólo hacerlo sino es agregar y convertir otros muchos que hay circunvecinos, de que se pueden formar muchos

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