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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 363 necesaria, sal y para curarlos en sus enfermedades y todo lo necesario para la vida humana, y, si con la industria del Padre sobra algo, se aplica para las jornadas que se hacen a sacar más gentiles y para socorrer otros pueblos de misión necesitados. Y es tanto lo que el demonio trabaja y ha trabajado para que dejemos esta misión por medio de buena capa aparente y en la rea- lidad para que el demonio consiga que se pierda este pueblo, huyén- dose otra vez a los montes, porque ellos no tienen afecto a hacienda y sólo conocen, aunque tan bárbaros, que si los dejamos, por alguna experiencia que tienen, ya ninguno los ha de asistir como nosotros, y tiran sólo a disfrutar la hacienda trabajándola ellos. Los casos milagrosos que han sucedido en este pueblo y en las jornadas que se han hecho, están escritos en otro cuaderno aparte. Lo cual y lo que Dios sabe los misionarios pasan con estos bár- baros, sin agradecimiento a lo que dichos misionarios hacen por ellos, y a más de eso las calumnias y otras molestias que padecen por as- tucia del demonio, valiéndose de aquellos que como cristianos viejos debían más favorecerlos que es lo más sensible. Es infalible que, si Dios no corrobora a dichos misionarios con su auxiliar, no pudiera ninguno perseverar en el santo ejercicio de misionario. Todo lo cual juro in verbo sacerdotis yo, Fray Marcelino de San Vicente, misiona- rio capuchino, de cuarenta y seis años de ejercicio en estas misiones como todo lo dicho arriba es como lo siento y por ser verdad lo firmé en este pueblo de San Francisco Javier, a 30 de julio de 1745 años. Fray Marcelino de San Vicente, (firmado y rubricado) Certificación.— En la misión de la Santísima Trinidad, en treinta y un días del mes de julio de mil setecientos y cuarenta y cinco años, yo Fray Isidoro de Sanlúcar, religioso capuchino, predicador, misio- nario apostólico de las misiones de Capuchinos de esta provincia y presidente en éstas de Calabozo y cura de la villa de Todos Santos, digo: que de mandato del R. P. Fray Miguel de Olivares, Prefecto de las dichas misiones, mi prelado, su fecha en la ciudad de Caracas a veinte y cinco del mes próximo pasado de junio, el que queda en mi poder, en que me ordena su P.R. le remita certificación de las matrículas de los indios así de esta dicha misión como de la de Nues- tra Señora de los Angeles de este partido, que ambas son de mi cargo;

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