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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 345 de esta relación, es constante que los indios de estos llanos dilatados no tienen poblaciones sino es que andan en aduares y cuadrillas vagueando de unas partes a otras como atajos de ganado, y unas veces se hallan en un paraje y otras en otro más de cien leguas de distan- cia. Lo que regularmente experimentamos los más de los años en las entradas que hacemos a la reducción de los indios, sin que nos puedan servir de prácticos para el siguiente año los que en el presente coge- mos, por las tazones dichas y las que quedan expresadas en el numero 127. Además, que, como consta por la Concordia celebrada el año de 1736 entre los Padres Jesuitas de Casanare y Orinoco y entre los Capuchinos de esta provincia, tenemos por territorio para estas expe- diciones hasta los ríos de Meta Bichada y el Lairico, que están cerca de doscientas leguas de los Llanos al sur. A esto se agrega la posesión de más de ochenta años en que se hallan estas misiones en las jorna- das y reducciones que han emprendido por todos estos Llanos, fuera de no haber territorio o demarcación señalada y haber sido los capu- chinos los primeros que hemos ocupado en nuestro empleo semejan- tes tierras desiertas y no conocidas antes de otros. Adviértese esto a prevención, porque el Reverendo Padre Rotella, de la Compañía de Jesús, que hasta el presente nos tiene usurpado el sitio de Cabruta, y otros que no tienen conocimiento práctico del país, echan o han echado la voz de que nos quedan pocos indios gentiles en estos Llanos que reducir. Conclusión segunda 165.—Sea la segunda: Que los indios que reducimos y saca- Mik de lo interior de los Llanos, en donde los hallamos embreñados, no se pueden poblar en los Llanos ni darles en ellos asiento. Lo pri- mero, porque las tierras que ellos habitan y en donde de ordinario los hallamos, se inundan en tiempo de invierno, sin que queden libres de la inundación sino es unos pequeños médanos de arena en donde se mantienen todo el invierno los expresados indios con sus cancillas en que salen a mariscar lo que pueden por aquellos inmensos mares de aguas retenidas. En el tomo segundo de las Consultas del Reveren- do Padre Fray Martín de Torrecilla, al folio 533, se hallará la resolución que dio a la consulta que sobre este particular se le hizo por parte de estas misiones, sobre no poderse poblar los indios en los Llanos así por ésta como por otras razones; en cuya virtud

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