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y 344 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA pagarle, sino es que muchos de aquellos indios han hecho fuga y huídose a aquellos montes, conociendo que los que hoy tenemos a nuestro cargo aún están más atrasados de lo que estaban los otros dichos pueblos cuando los dejamos; y conociendo de la naturaleza y genio de estos indios, que sería moralmente cierta su perdición, interpusimos para con Su Majestad, que Dios guarde, la suplicación al exhorto hecho por el señor gobernador, a fin de que se nos quita- sen los dos pueblos de San Javier y de Nuestra Señora del Carmen para poner en ellos curas clérigos. Quedando, como quedamos, siempre resignados a obedecer y ejecutar ciegamente lo que Su Majestad fuere servido ordenar y mandar sobre este punto, como en lo demás. 163.—Reconociendo Su Majestad los inconvenientes tan gran- des que se siguen en la mudanza de curas y gobierno en los pueblos de los indios reducidos, previene al obispo de Caracas en su real cédula, su fecha en Madrid a 6 de abril de 1691, entre otras cosas, lo siguiente: Que si pareciere conveniente mudar el pueblo de indios gayones de un paraje a otro, se confiera primero entre el obispo, gobernador y Prefecto de capuchinos, y que, si se resolviese el que se retiren a otro paraje, ha de ser con el mismo religioso capuchino de la doctrina, y con las prevenciones y precauciones que más pudieren asegurar que los indios no se inquieten ni retiren a los montes, cuya real cédula está al folio 3 del Testimonio, y conviene tenerla muy presente. Tanto como esto procura el rey nuestro señor evitar el que se hagan o inten- ten novedades en los pueblos de los indios. Sobre todo lo cual que queda referido y anotado en esta relación, vengamos ya a la conclu- sión o conclusiones de todo. Conclusión primera 164.—Sea la primera: Que quedan todavía muchos indios por reducir, de varias naciones, en el territorio que tenemos asignado, como son ata paimas, otomacos, amaibos, guaranaos, taruros, taparitas, guajibos, chiricoas, muchos guamos, atalures y chiripas, que andan entre las lagunas y desparramaderos de los ríos, que forman un confuso laberinto, además de los que se pasan del otro lado del Orinoco a nuestro territorio en que poco antes moraban, como son las nacio- nes de guaiquires, arucaimas, mapoyes, avarecotos y palenques, de los que tenemos algunos en los pueblos de Iguana y Altamira. Además, que, como queda ya supuesto en los números 1, 2, 25 y 26 y en otros

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