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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 335 contener a los indios en sus fugas y motines, ofreciéndose y obligán- dose dichos españoles a escoltar a los religiosos para las entradas y ayudar a la reducción y conversión de los indios. En cuya atención y en virtud de las expresadas reales cédulas y de los despachos y licen- cias que nos dieron los alcaldes gobernadores, que entonces lo era Don Jerónimo de Rada, como consta del auto proveído en Caracas ante el escribano público que entonces lo era Don Gaspar de Salas, en 7 de marzo de 1725, y del despacho que después dio el señor go- bernador propietario Don Diego Portales ante el mismo escribano en 25 de febrero del año siguiente de 26. En virtud, pues, de dichos despachos pasamos los misioneros capuchinos a fundar de nuevo, co- mo se fundó, el pueblo de los Cerritos de Cocorote, que hoy es ciudad, llamada San Felipe, para los expresados fines, poniendo el gobernador, en virtud de la real citada cédula, los tenientes de justicia que el Pre- fecto presentaba, como consta de los títulos por el gobernador Don Diego Portales a Don Jerónimo Montañés y a Don Fernando Me- chinel; todo lo cual consta de los autos que se crearon en este go- bierno los años citados de 25 y 26 ante Don Gaspar de Salas, escri- bano público, y paran en el oficio que entonces era suyo; y de los que se crearon en el tribunal del Ilustrísimo Señor Obispo el Doctor Don Juan de Escalona ante José Alvarez de Quiñones, notario público, y en testimonio se hallan las principales piezas de estos autos protoco- lados en nuestro archivo de las misiones, en el tomo quinto. 150.—Fundado ya por los misioneros este pueblo de españoles para los fines tan del servicio de ambas majestades, que quedan cx- p,esados, después de haber los religiosos trabajado más de un año en fhentarlos y defenderlos a costa de grandes persecuciones y calum- nias que padecieron, como consta de los autos citados; después de haberlos sacado los misioneros capuchinos del mayor ahogo en que se hallaban, viviendo, como dicen, en los montes por haberles demolido sus casas, mal agradecidos a este beneficio, no cumpliendo lo que habían estipulado con nosotros, en vez de fomentar los pueblos de nuestras misiones, intentaron destruirlos por apoderarse de las tierras de los indios; y, no prevaleciendo sus intentos, solicitaron conseguir de Su Majestad, que Dios guarde, el privilegio de ciudad con el título de San Felipe el Fuerte, 10 que consiguieron, estipulando el que habían de embarazar el ilícito comercio que vasallos de mala fe tenían y tienen con los extranjeros por aquellas partes. Dudo si han cumplido