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316 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA 1744 Cuatro leguas distantes de Iguana, con el título del Salvador: fundólo el Padre Fray Miguel de Cádiz, que hoy administra uno y otro pueblo, por estar ya imposibilitado con años y accidentes el Pa- dre Fray Tomás de Pons. 118.—En atención a que unos y otros indios no tienen sujeción, y que la ciudad de San Sebastián de los Reyes, en cuyo territorio se hallan estas misiones, está más de setenta leguas distante de ellos, y que los indios en ellos poblados, se van y se vienen a su arbitrio al Orinoco, y a los montes cuando les parece, sin poderse instruir de la doctrina cristiana ni adelantar nada en la vida sociable y política, pues se conservan allí en la misma libertad que en su gentilismo tenían, para remedio de esto se pidió ante el señor gobernador de esta pro- vincia, el año de 1743, que, en virtud de lo que Su Majestad tiene mandado en las ordenanzas aprobadas por su real cédula, despachada en San Lorenzo a 28 de septiembre de 1676, y está citada en el pará- grafo y número 27, se sirviese dar su permiso y despacho para que en el sitio de Altamira se fundase un pueblo de españoles para suje- tar estos indios y los demás que se redujesen, y defenderlos de las hostilidades de los caribes, como al fin se libró el despacho por el go- bierno para que se fundase dicho pueblo, como se verá por el folio 63, y, habiéndose después mandado suspender dicha población de es- pañoles por el señor gobernador, entraron el año próximo pasado los soldados de Cumaná y a vista, ciencia y paciencia del Padre Fray Mi- guel de Cádiz y del comisario que allí tenía ci señor gobernador de esta provincia, llamado Martín Pérez de Estanga, se llevaron los in- dios que dicho Padre Fray Miguel tenía poblados, por decir que eran fugitivos de las misiones de Barcelona, de la provincia de Cumaná, sin más justificación que decirlo ellos, y sin poderlo estorbar ni el Padre Fray Miguel ni el comisario del señor gobernador. 119.—El año pasado de 1744 hizo el Padre Fray Miguel de Vélez una jornada muy costosa con ciento cuarenta y cinco soldados que llevó de escolta, comandados por Nicolás González, vecino de la villa de San Carlos; y, después de varias correrías que hicieron, ha llándose ya inmediatos a una grande población o rancherías de indios gentiles de nación otomacos que estaban en la ribera de un río o caño llamado Cabuyare, por mala conducta del cabo de la escolta, fueron una madrugada asaltados nuestros soldados de los bárbaros, en cuyo asalto y en el tiempo que después se mantuvieron batallando, quitaron

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