BCCCAP00000000000000000000507

MI5ION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CASACAS 313 cristianos, apóstatas y fugitivos de nuestras propias misiones, los que se pusieron como en depósito y en ínterin en el pueblo de misión de Cojede. 107.—El año siguiente de 1737 se hicieron otras dos jornadas por los Padres Fray Miguel de Olivares y Fray Bartolomé de San Miguel, saliendo el primero de la ciudad de Guanare con sesenta hom- bres de escolta y muchos caballos a cargo del capitán Don Miguel del Castillo, y el Padre Fray Bartolomé salió de Cojede con ochenta hombres entre españoles e indios reducidos; y, habiéndose juntado las dos escoltas en el río de Apure, le entregó el Padre Fray Bartolo- mé al Padre Fray Miguel todos los soldados y gente de armas que llevaba, con la que salió el expresado Padre Olivares a sus correrías para la reducción de los gentiles, y el Padre Fray Bartolomé de San Miguel entró apostólicamente, acompañado de unos indios intérpre- tes, a reducir a un gran pueblo de indios bárbaros de nación cucuaimas que se hallaban en el caño que llaman el Guarichico; y, procurando reducirlos con razones a la fe, no dando aquellos bárbaros oído a ellas, le quitaron inhumanamente la vida a flechazos, hiriendo algunos de los indios cristianos que acompañaban a dicho Padre, los que salieron huyendo; y, habiendo dirigido su'escolta por otro rumbo el Padre Fray Miguel de Olivares, logró reducir en diferentes correrías, aunque a costa de nueve soldados que le hirieron, la cantidad de doscientos cincuenta indios gentiles de nación otomacos, amaibos, yaruros y chi- ricoas, los que se poblaron, por no poder hacer otro pueblo, en el de San Rafael, y a pocos días se huyeron todos los chiricoas, por ser de contraria parcialidad y nación opuesta a los otros. 108.—En este mismo año de 37 salió a otra jornada el Padre Fray Marcelino de San Vicente con cincuenta hombres que llevó de la misión de Cojede, y el alcalde ordinario que a la sazón era de la ciudad de Guanare, Don Ignacio Delgado, con sesenta y cuatro solda- dos a su comando; y, habiéndose incorporado con el Padre Fray Mar- celino pata reducir a los indios cucuaimas que habían muerto al Padre Fray Bartolomé y recoger su cuerpo, habiendo hecho exquisitas dili- gencias, no pudieron conseguir ni lo uno ni lo otro, pues hallaron los ranchos de los indios desiertos por haberse remontado y huido muy lejos, y sólo encontraron una indiecita perdida en aquellos de- siertos desde que se huyeron los indios, que ya habían pasado dos meses, manteniéndose de raicitas de hierbas, sin habérselas comido ni

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz