BCCCAP00000000000000000000507

302 F UENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA de escolta, comandada por los capitanes Don Juan Fernández de la Fuente y Don Miguel García; gastaron cerca de dos meses y consi- guieron el reducir y sacar ciento y un indios de nación chiripas, los que se pusieron como en depósito en el pueblo de misión de San Javier para fundar con ellos un nuevo pueblo, como se hizo por ser muy di- ferente nación y muy opuesta a la d6 los atatures. 70.—En este mismo año de 1720 el Padre Prefecto Fray Pedro de Alcalá hizo dejación y resignó en manos del Ordinario las dos villas de españoles que administraban los religiosos misioneros por especial cédula de Su Majestad, y los tres pueblos de indios que estaban en sus jurisdiciones, conviene a saber: San Francisco de Tirgua, San José de Mapuey y San Miguel de Acarigua, lo que no aprobó Su Majestad, que Dios guarde, como consta de su real cédula. 71.—En este mismo año, por el mes de diciembre, se dispuso una gran jornada con el intento de penetrar del otro lado del Orino- co, en demanda del Dorado; se hicieron costos muy considerables en fabricar embarcaciones al propósito para la expedición y en prevenir los víveres, municiones y demás pertrechos para más de trescientos soldados que se reclutaron; fueron a esta expedición tres religiosos misioneros, Fray Marcelino de San Vicente, Fray Bartolomé de San Miguel y Fray Salvador de Cádiz, con tres capitanes nombrados por el gobernador Don Marcos de Castro, que lo fueron Don Juan Fernán- dez de la Fuente, Don Miguel García y Don José Venegas; y, habien- do llegado al río de Apure, fueron en demanda de los indios atapai. mas que el año antecedente no pudieron sostener los Padres Fray Bartolomé y Fray Salvador de Cádiz, y, habiendo caminado catorce días a pie en su seguimiento, con imponderables trabajos y hambres, de que resultó desertar los más de los soldados, habiéndonos quedado solamente sesenta hombres y éstos muy quebrantados y estropeados de las marchas, dimos con más de mil indios armados en guerra, de nación atapaimas, otomacos y guaranaos; y, no pudiendo con la poca gente que teníamos y nos había quedado, sostenemos, tratamos con buenas razones de persuadirlos a que se redujesen y se viniesen a po- blar a nuestras misiones, y ofreciéndoles varios partidos y que los sus- tentaríamos y daríamos todo lo necesario, etc., a que de ningún modo asintieron y sólo ofrecieron que, como se fuesen los soldados y que- dase con ellos algún religioso, se reducirían, y que sus pueblos con

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz