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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 295 canee, no lo pudieron lograr, respecto de llegar ya tarde por estar distante dicha villa más de doce leguas del sitio en que estaban pobla- dos los expresados indios. 50.—El siguiente año de 1707, ci Padre Fray Salvador de Casa- bermeja, Prefecto que entonces era, con el fin de recuperar los indios fugitivos del Pao, siendo los más de ellos cristianos, dispuso una en- trada en la que juntó hasta como cien hombres, llevando por cabo y capitán de la escolta a Don Francisco Adam Granados; y, habiendo penetrado gran parte de los Llanos de esta provincia y no habiendo en- contrado a los indios fugitivos, llegaron a la nación de los indios mas- parros, los que habiéndolos recibido con sus flechas en una emboscada que les armaron al religioso y a nuestros soldados, se vieron éstos precisados a usar de las armas de fuego, con que huyeron los indios y sólo lograron coger veinte y ocho indios que se llevó consigo el expresado capitán Granados, después de tres meses que se gastaron en esta expedición. 51 .—Considerando el expresado Padre Fray Salvador el poco fruto que había conseguido en esta expedición tan costosa, y dolorido del numeroso pueblo de indios, que a costa de tantos afanes, sudores y fatigas había fundado en el Pao y se le habían huido todos el año antecedente, determinó salir apostólicamente y sin escolta a buscarlos para reducirlos con razones a que se volviesen al gremio de la Iglesia y obediencia del rey nuestro señor; y, aunque los religiosos ancianos y experimentados procuraron disuadirle de este intento con los ejem- plares que se habían visto y no conseguir nada las razones en la inca- pcidad y barbaridad de estos indios, no obstante, prevaleciendo su dictamen, como prelado que era, se embarcó en una canoíta, sin más compañía que su crucifijo y cinco indios reducidos y prácticos de aque- llos Llanos, sin llevar para tan dilatado viaje más provisión ni viático que un solo racimo de plátanos. Y habiendo navegado algunos días, dio en el río de la Portuguesa con una porción de indios, y tratando de reducirlos con amorosas razones, en premio del buen consejo le quitaron inhumanamente la vida, cortándole con una hacha la cabeza y echando su cuerpo al río; y sucedieron después algunas cosas prodigio- sas que declararon los indios, algunos años después que se cogieron, y entre otras, el que se les aparecía dicho religiosos difunto en los mon- tes y les persuadía saliesen a poblarse en las misiones.

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