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294 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA 47.—Habiendo especulado los misioneros los gravísimos incon- venientes que resultaban y se seguían de que los indios que se saca- ban en las jornadas y expediciones se repartiesen entre los vecinos y soldados que voluntariamente acompañaban a los religiosos a estas reducciones, pues, como se separaban unos de otros y se dividían las parentelas, se huían unos, desesperaban otros y otros se morían, con muchos mayores inconvenientes que se seguían y omito, determinaron en junta capitular que las referidas entradas a la reducción de los in- dios y sus considerables costos cargasen solamente sobre los religiosos y misiones, destacando de cada pueblo aquellos indios más fieles y leales y reclutando los españoles de las ciudades o villas inmediatas que voluntariamente quisiesen acompañar y escoltar al misionero que salía a la reducción de los indios, cediendo el derecho de llevar algu- nos de los que se cogiese; y, cuando faltasen soldados para estas ex- pediciones, se solicitasen pagados, dándoles el estipendio de las li- mosnas que para este efecto se juntasen, y que de ellas mismas salie- sen los costos que se habían de hacer, que son muchos, para los víve- res, municiones, pertrechos, etc., y que los indios que se sacasen, se colocasen en los pueblos de sus respectivas naciones o se fundasen otros de nuevo, según las circunstancias que por entonces concurriesen; y que para la manutención, vestuarios y herramientas de que se habían de surtir estos recién convertidos, ayudasen los pueblos de todas las misiones, en ínterin y entre tanto que ellos pudiesen mantenerse con su propia industria, como se ha practicado hasta hoy. 48.—El año de 1706 en que vino el socorro de los nueve reli- giosos dichos, pasó el Padre Fray Marcelino de San Vicente a la juris- dicción de las ciudades de Barquisimeto, Coro y Tocuyo y redujo gran cantidad de indios gayones que andaban levantados por aquellos montes y sabanas, y con ellos fundó un pueblo con el título del Apos- tolado de Algaride, y los estuvo doctrinando tres años; y, después de hecha la iglesia, casas, etc., los resignó al Ordinario y se agregó por él este pueblo al cura doctrinero del pueblo del Cerrito de Santa Rosa. 49.—Este mismo año se huyó a los montes un numeroso pue- blo de indios guamos, que había fundado sobre el río del Pao el Pa- dre Fray Salvador de Casabermeja, y al que asistían dos misioneros, por tener dicho pueblo mucha gente; salieron huyendo dichos religio- sos y, aunque de la villa de San Carlos se juntó gente para ir en su al-

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