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288 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA tierra y navegaron por los ríos, sólo pudieron reducir y traer a poblar a las misiones cincuenta y seis indios, por no haber encontrado mayor cantidad, a causa de haberse remontado y escondido por la función sucedida el año antecedente, según queda referida. 34.—Los años 81, 82 y 83 entró sucesivamente todos tres el Padre Fray Pablo de Orihuela con escolta que llevó de la villa, y con su ayuda redujo y sacó doscientos y cincuenta indios, con poca diferencia, y los pobló con los que antes tenía ya reducidos en el pueblo de misión de San Pablo del Tinaco, cuatro o cinco leguas de la villa como queda dicho. 35.—El año de 1684 entró con la misma escolta el Padre Fray Buenaventura de Vistabella, y, después de muchas peregrinaciones y trabajos, sólo trajo a la misión dos indios viejos, pues, aunque encon- tró con muchos ranchos y poblaciones de indios, que los más parecían ser fugitivos, nunca le quisieron esperar ni oir sus razones, sino que daban a huir y esconderse en los caños, lagunas y matorrales que en aquellos llanos hay a cada paso, como de ordinario nos sucede hoy en día. 36.—El año de 1686 entró otra vez con escolta el Padre Fray Ildefonso de Zaragoza, y sacó ochenta y cuatro indios gentiles, y, sabiendo que más abajo del río de la Portuguesa había gran porcin de ellos en diferentes rancherías, pasó a reducirlos; y por que no se espantasen y huyesen, determinó irse solo en una canoíta con tres o cuatro indios intérpretes, y, aunque los vecinos de la villa, que le iban escoltando, le persuadieron que no lo hiciese, porque era temeridad sin llevar consigo la escolta, atentos los sucesos que habían precedido con otros y haber tantos indios fugitivos de las misiones, no lo per- initió y se fue solo en la canoa con los tres o cuatro indios intérpretes; y, habiéndole seguido la escolta, se pusieron en paraje avanzado, en donde no pudiese verlos, como no los vieron los indios, y habiendo llegado el expresado Padre Fray Ildefonso y con suaves palabras y promesas por sí y por los intérpretes tratando de reducir aquellas gen- tes, se alborotaron de tal manera, que a voces gritaron todos que lo matasen, y tomando las flechas, comenzaron a dispararlas en él, y, al venirle una flecha por las espaldas, uno de los indios intépretes metió el brazo para apartarla y se lo atravesó todo hasta las costillas. La es- colta que estaba oculta y en emboscada, al ver el peligro en que se hallaba el misionero y los tres indios intérpretes, salieron de improvi-

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