BCCCAP00000000000000000000507

MI5ION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 287 crecida de indios guamos y otomacos, y en ambas ocasiones se huye- ron y volvieron al gentilismo, quedando solamente hasta treinta o cuarenta familias de indios ladinos de diferentes partes. 31.—En este tiempo, teniendo ya aseguradas las espaldas los misioneros y las tierras al propósito para poblar los indios gentiles y apóstatas que sacasen, para contenerlos en sus fugas por medio de los vecinos de la villa de San Carlos, prosiguieron las entradas los misio- neros a los ríos de los Llanos, entrando anualmente y sacando porcio- nes de indios, los que colocaban unos en el pueblo de San Francisco de Tirgua y otros en el Tucuragua; y en este tiempo fundaron los mi- sioneros el pueblo de San José de Mapuey, dos leguas distante de la villa de San Carlos; y el pueblo de San Pablo del Tinaco, cuatro le- guas distante de dicha villa, el que tenía multitud de indios de nación guamos y dazaros, y aunque los pocos vecinos que tenía por entonces la expresada villa, eran muy pobres, no obstante solían acompañar al- gunas veces a los misioneros a las entradas que hacían a la reducción de los indios, y otras veces entraban por sí solos los religiosos con algunos indios de guía, pero sin provecho alguno ni éxito. 32.—Los años de 1678 y el siguiente de 1679 entró el Padre Fray Gabriel de Sanlúcar, acompañado de algunos vecinos de dicha villa, y habiendo navegado muchos días y topado gran porción de in- dios en el río de la Portuguesa, no pudo conseguir el reducirlos, pues nunca le quisieron esperar a oir razones, y que, prosiguiendo la na- vegación, encontró una corta ranchería de veinte y tres indios de am- bos sexos, que redujo dicho religioso y llevó consigo, prosiguiendo la navegación río abajo en busca de más almas, y que a poco tiempo les saeron al encuentro más de doscientos indios gandules, armados en guerra con flechas, dardos y lanzas, y embistiendo con el religioso y la escolta que llevaba, que era sólo de veinte y cinco hombres, le obli- garon a huir, abandonando las canoas, armas y bastimentos que lle- vaban, y hasta la presa que habían hecho de los veinte y tres indios referidos, quedándose todo en poder de los paganos, y saliendo huyen- do por tierra el expresado Padre Fray Gabriel de Sanlúcar a pie, con mil trabajos y hambres por aquellos montes y sabanas, hasta llegar a la villa de San Carlos. 33.—El siguiente año volvió a entrar el dicho Padre Fray Ga- briel de Sanlúcar, acompañado del Padre Fray Diego de Marchena y de algunos vecinos de la villa, y después de mucho que caminaron por

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz