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MI5ION DE. LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 277 depositan en casa del religioso, que siempre son escasos, por la razón sobredicha, y de estos socorre el religioso las necesidades de los en- fermos, muchachos y demás indios de su pueblo, y de lo que sobra y puede reservar, socorre las necesidades de estos recién convertidos, enviándolos al pueblo en donde se colocan, que, aunque muchas veces son mayores los costos de la conducción que el valor principal de di- chos frutos, no obstante se socorre en parte tan grave necesidad, ayu- dando en algo, cuando no en todo, a la manutención de los recién convertidos; lo demás lo suple la industria o trabajo del misionero y las limosnas con que ayudan los fieles españoles de las ciudades o vi- llas más inmediatas a la población en donde se colocan los indios re- cién convertidos: y habiendo, por la suma pobreza en que hoy se halla constituida esta provincia, escaseádose y aun suspendídose estas li- mosnas, suple la divina Providencia a la industria y trabajo de los mi- sioneros y una arboleda de cacao que sembró el Padre Fray Marceli- no de San Vicente en el pueblo de misión de San Francisco Javier, por no haber otra tierra aparente para este fruto en todas las misiones, la que hoy día lleva el peso del socorro para la manutención de los reli- giosos, costos que se hacen para las entradas a la reducción de los gentiles y para vestir y dar herramientas a los recién convertidos, que es uno de los principales costos que ocasionan. Y esta dicha arboleda de cacao y las tierras asignadas por S.M. a estos indios, ha sido el único objeto que han tenido para pretender con informes siniestros quitarnos estos pueblos, y por el consiguiente destruir todas las misio- nes, que si éstas no pueden mantenerse, cerrando de una vez la puerta pa la conversión de los indios gentiles, como al fin se pondrá de mañifiesto contra el católico y piadoso fin que mueve a S.M. para enviarnos a estas partes a la reducción de los infieles; sin lograr, los que lo intentan y han intentado, el fin secundario de que sean útiles estos indios a la real corona, pues los pueblos de indios que en distin- tos tiempos hemos resignado y puesto bajo de la mano y gobierno de los señores obispos y gobernadores, poniendo curas clérigos que los ad- ministren, no se hallará que hasta ahora hayan sido de utilidad alguna a la real corona ni que hayan contribuido con tributo alguno a S . antes sí, gravada su real hacienda en mantener a los curas que por tiempo han tenido, no por falta de celo que haya habido en los minis- tros, sino por la inutilidad de dichas naciones de indios, pues son en este particular de naturaleza distinta de los demás, y que sin que has-

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