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274 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA cuatro meses, habiendo consumido la limosna que se les había jun- tado, en vestuarios, víveres y herramientas, no teniendo con que mantenerse, hicieron todos fuga, y penetrando por una serranía inac- cesible, se volvieron a sus tierras y gentilismo; si bien, habiendo jun- tado gente dicho señor gobernador, consiguió coger como la mitad de ellos, y, habiéndoles quitado los hijos y puéstolos en rehenes, re- partiéndolos entre algunos vecinos de Caracas, los volvió al pueblo que habían abandonado, junto al puerto de La Guaira. Pues si bien en una ciudad como Caracas, cabeza de la provincia, donde asisten los señores obispo y gobernador, donde hay abundancia de bastimentos y caudales crecidos, se hallan tan embarazados para mantener 120 in- dios, y por lo último no pueden considerarse los afanes, trabajos, cui- dados e industrias, que costarán a los misioneros no seis meses sino todo el año, los indios, que anualmente se sacan de las jornadas, sin haber para ello fondos, caudal ni asignación alguna más que la Provi- dencia divina extraordinaria y la industria y trabajo del religioso a cuyo cargo se ponen, en unas tierras pobres, faltas de providencias y de caudales. 10.—Además de esto es necesario hacerse cargo que los indios, que se sacan, aunque no fuesen tan bárbaros, inútiles, flojos y sin práctica alguna de agricultura; como llevo dicho, es necesario, aun- que fuesen muy expeditos, mantenerlos, a los menos de un todo, año y medio; porque como quiera que estas jornadas y expediciones, que hacemos para su reducción, son, y es preciso que sean, en tiempo de verano, cuando llegan a poblado, es ya a entradas de invierno, en donde ya no se puede preparar la tierra, que en estas partes se pre- para para sembrar en tiempo de verano, haciendo rozas de árboles en las montañas, cuyas rozas de árboles se dejan secar con el rigor de los soles de verano, y, ya seca, se le pega fuego, y en esta tierra ya bene- ficiada con las cenizas, se siembra el maíz u otras semillas, siendo las demás tierras en estos países cálidos infructíferas y que sólo producen pastos para los ganados, sin que hasta ahora se les haya hecho fructi- ficar con beneficio alguno del arado ni de otro alguno; con que siem- pre vienen los indios recién sacados a hacer sus sementeras un año después que salieron de los montes; y, tardando seis meses después de la siembra en cogerse el fruto, viene a salir por buena cuenta el que es necesario que año y medio los mantenga de un todo el misionero, para que no perezcan o se vuelvan a los montes; y en este año y me-

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