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1 í 270 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA guarde formalidad ni ceremonia de matrimonio, como es uso en otras naciones de indios, aun entre los de la tercera clase; según dice Montenegro, son muy rencorosos y guardan el odio y rencor de ge- neración en generación, hasta que puedan vengarse. Esto lo acredita la experiencia de más de doscientos años, pues, sin tener estos indios pro- tocolos ni escrituras, conservan de padres a hijos la memoria de las crueldades que hicieron con sus antepasados los primeros españoles, que vinieron a las conquistas, y de aquí nace el odio y rencor que nos tienen. Cuando logran la ocasión de vengarse, no se contentan con matar a quien les hizo daño o agravio, sino es a toda su parentela y generación; y esto no lo hacen a golpe por su gran pusilanimidad, sino es con hechizos y ve- nenos ocultos y mortíferos, que los van consumiendo y acabando poco a poco. De esto tenemos bastantes experiencias, que constan de autos que paran en la villa de San Carlos y Barquisimeto; y esto lo palpamos cada día, por donde pueblos cuantiosos que hemos tenido, se han aca- bado, matándose los unos a los otros con hechicerías y venenos, sin poder poner remedio a ello, por no poderse averiguar quiénes sean los agresores, aunque sabemos de cierto de dónde nacen. No tienen estos indios pueblo alguno en su gentilidad, sino es rancherías o aduares, y éstos de poca gente, que apenas llegará cada uno a veinte y cinco familias, y éstas son de ordinario de su misma parentela, nacido de la oposición que tienen unas parcialidades con otras, y ser todos prác- ticos en las hechicerías y venenos con que se matan, y así se repelen juntarse los unos con los otros, aunque sean de la propia nación. 2.—Dichos pueblos, rancherías o aduares no son permanentes, que se mueven con sus dueños siempre que les parece, y sólo perma- necen el tiempo que en aquellos contornos hay raíces silvestres, peje o cacería, que es de lo que se mantienen, pues luego se mudan veinte o más leguas de allí, buscando siempre los parajes más ocultos y Con- densos, así porque allí abunda de ordinario la caza, como por hallar- se más ocultos y escondidos, para que no den con ellos los misioneros, cuando salen a buscarlos para reducirlos a vida sociable, política y cristiana. 3.—No saben estos indios de agricultura, ni jamás por lo común, a excepción de los caribes y tal cual otra nación, siembran maíz o yuca, que es el pan ordinario de la tierra; pues ni aun las naciones que los siembran, lo gastan en pan, porque no lo usan, y todo lo que cogen, que es muy poco, lo reducen a bebidas, al modo de la cerveza, con que se embriagan. Las demás naciones, que son muchas, no siem-

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