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266 IUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA - - ellos por Don Gaspar de Salas, como los cargos que se hicieron al P. Fray Sebastián de Bayona por la eficacia con que solicitaba el castigo y persecución de la gente vaga que se hallaba por aquellas inmediaciones de dichos pueblos, dando continuos avisos al teniente de San Felipe Don Juan Angel de Larrea, para que efectuase el castigo de dichas gentes, y lo que últimamente representamos al Ilmo. Sr. Obispo en virtud de la vista que nos mandó dar al exhorto del Excmo. Sr. Gobernador, quien exhortó a S. Ilustrísima con una real cédula despachada en tiempo de Don Martín de Lardizábal, la que padece la nulidad de obrepción y subrepción para el expresado fin de quitarnos dichos pueblos de San Javier y el Carmen. Nona. —Representará y pedirá a S. M., que Dios guarde, decida y declare que la legua en cuadro que se da y está asignada a cada pueblo de indios, sea una legua a cada viento, como se ha practica- do en esta provincia, por cuanto los pueblos que fundamos en los llanos no tienen más tierra de labor que las que ocupan las monta- fías de los ríos sobre que están fundados, que suelen ser tan angostas que tienen muy pocos pasos de latitud. Décima. —Representará los graves perjuicios e inconvenientes, que en deservicio de ambas majestades se siguen y ha enseñado la experien- cia de entregar los pueblos de nuestras misiones y los indios de ellas, aunque hayan cumplido el tiempo, antes de estar en total estado de su reducción, atento lo primero a la brutalidad e incapacidad de dichos indios y de todos los de estos llanos, y lo segundo, a que todos aque- llos que cuasi anualmente se sacan en las jornadas que hacemos, no siendo preciso poblarlos, como lo manda S. M., con separación de naciones se van colocando en los respectivos pueblos de ellas, por cuya causa se hallan hoy cuasi todas nuestras misiones con indios genti- les, y de muy poco tiempo de población, y pata que éstos indubitable- mente no se pierdan y se consiga el fin a que S. M. nos destina, se pedirá se mantengan en nuestro poder dichos pueblos e indios a lo menos en encomiendas, hasta que los discurramos estar en estado total de su reducción. Undécima. —Representará por el plan y estado de nuestras misio- nes la mucha falta de operarios evangélicos que hay en ellas, y, siendo estos pocos, aunque las mieses sean, como de facto son, muchas, es imposible adelantar, como quisiéramos, los frutos de las reducciones ni menos, según las anuales jornadas que por lo común, aunque con tantos trabajos y sin expensa ninguna, hacemos, por cuanto lo que en

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