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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 231 aun estando en mayor distancia, cuya fuga no fueran tan reparable ni tan sensible para nosotros si permanecieran dichos indios fugitivos con los Padres Jesuitas, pues su apostólica doctrina los confirmara en la fe; pero la experiencia nos enseña lo contrario: que sólo subsisten el tiempo que la escolta de nuestras misiones anda en busca de ellos Y. retirada ésta, se vuelven a los montes y a su libertad, como lo han contestado los indios que en ésta y otras expediciones hemos cogido, y lo demostraron los vestigios frescos de los ranchos que se hallaron desiertos y se fueron a abrigar y refugiar del expresado Padre Rotella. Y, ya, señor, que mi antecesor con tan buen corazón, aunque contra derecho, franqueó en la concordia a dichos Padres Jesuitas la entrada a sacar indios de nuestro propio territorio y cedídole toda una población de indios guamos y los demás fugitivos, como todo consta en la concordia fecha, a lo menos guarden y observen dichos Padres el capítulo cuarto de la concordia establecida, conviene a saber, el que dichos Jesuitas funden sus poblaciones de la otra parte del Orinoco, y nosotros los Capuchinos de esta otra banda, en los términos y jurisdicción de esta provincia de Caracas y sus llanos asignados por S. M. Y más, cuando el campo que. dichos Jesuitas tienen que culti- var es tan dilatado y poblado de innumerables gentiles, pues sólo de latitud tienen más de trescientas leguas, que son las que hay desde las orillas del río Orinoco hasta el de las Amazonas, todo lleno y poblado de diferentes naciones de gentiles incultos, y de longitud más centena- res de leguas, hasta confinar con la provincia de Popayán, y por la parte del sudoeste hasta Santa Fe, más de doscientas leguas, hasta continuar- se con sus misiones de Casanare, todo territorio suyo lleno de indios in1tos, no siendo cónsono el que, dejando la mucha mies que tienen en su propio territorio y tan cerca, la vengan a coger de tan lejos, en país y territorio extraño. Además de que, por parte de estas misiones, reconociendo lo importante que nos era hacer una población en la boca del río Guárico y cerros de Cabruta, orillas del Orinoco, en nuestro propio territorio, así para embarazar las hostilidades de los caribes y fuga de los indios reducidos de nuestras misiones, se despachó para este fin a los reinos de España a Fray Salvador de Cádiz, con poderes suficientes por el Prefecto que entonces era de estas misiones, y, no habiendo podido pasar a la corte, negoció por acuerdo de vuestro Real Consejo, como consta de carta de vuestro secretario que entonces lo era Don Fran-