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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 229 superior de dichas misiones, las competencias que podía haber entre las suyas y las nuestras, así por el territorio como por las naciones de los indios que habitan tan vasto y dilatado país, y en la suposición de tener dichos dos superiores comprensión de todo el expresado terre- no, por haberlo penetrado en diferentes ocasiones, hicieron una con- cordia que acompaño este memorial, conviniendo, como parece de ella, en los términos de posesión de una y otra misión y las naciones de indios que en ellos se comprendían, determinando que los indios genti- les que se redujesen por los Padres Jesuitas fuesen poblados del otro lado o riberas del Orinoco, por la parte oriental que continúa hasta el río de las Amazonas o Marañón, y que los indios que los Capuchinos redujésemos, se poblasen de este otro lado del Orinoco, en los términos que son de esta provincia, por la parte occidental, dejando abierto y franco todo nuestro campo inculto para que así los Padres Jesuitas, como nosotros, pudiesen libremente entrar a la reducción de los genti- les pero con la condición de poblanos cada religión en su territorio por evitar las competencias que pudieran ocasionarse así entre unos y otros religiosos y sus indios reducidos, como por quitar la ocasión de sus fugas y deserciones a que son muy dados por su barbaridad e inconstancia, como también por ser .todo el continente que habitan de los llanos de esta provincia incapaz de erigir en ellos población en forma, respecto de inundarse todo el país en tiempo de invierno por más de doscientas leguas de norte a sur y poco menos de oriente a poniente, quedando en este tiempo los referidos indios gentiles viviendo en algunas pequeñas islas que quedan libres de las inundacio- nes o en las copas de los árboles más altos, como de todo se informó a Y . M. latamente el año de mil seiscientos y noventa y cuatro por Frar Ildefonso de Zaragoza, Prefecto que fue de estas misiones, y por donde V. M., en vista de ésta y otras razones que se presentaron, fue servido mandar despachar las dos reales cédulas que en testimonio acompañan, para que pudiésemos entrar con escoltas a la reduccin de los expresados indios gentiles. Y sin embargo que en la expresada concordia que se celebró entre uno y otro superior de estas misiones y la de los Jesuitas, cedió mi antecesor de su derecho más de lo que convenía y aun más de lo que justamente podía, como parecerá de todos sus capítulos, mirando sólo a la paz como buena unión y amor a la esclarecida Religión de la Compañía de Jesús, no obstante todo lo expresado, faltándose a la concordia celebrada y a la buena correspondencia por parte del Padre

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