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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 227 estamos ochenta y tres años ha, haciendo todos los años entradas a la reducción de los gentiles sin costo alguno de la real hacienda. Y, habiéndose pasado en este presente año de esta otra parte del Orinoco el Padre Bernardo Rotella, de la misma Compañía y comen- zado a fundar en los cerros de Cabruta y boca del río Guárico, tres días solos de nuestras misiones de Calabozo, territorio nuestro y juris- dicción de esta provincia, una población de indios, los más de ellos fugi, tivos de nuestras propias misiones, atacándonos de tal suerte que en breve tiempo nos veremos forzados los Capuchinos por necesidad a dejarles el campo y abandonar ci terreno, pues así ya no podemos salir con escolta a la reducción de los gentiles, ni conservar los que tenemos reducidos, pues éstos, ansiosos de su libertad, han desertado ya mu- chos y se han ido al Orinoco a refugiarse del pueblo del expresado Padre Rotella, quien se propasó este año, en la expedición y jornada que se hizo por parte de estas misiones, a mandar prender, aunque no lo consiguió, al capitán de nuestra escolta. Y, fuera de ser el dicho sitio de Cabruta jurisdicción de esta provincia, está pendiente en el Real Consejo una consulta que se hizo por parte de estas misiones el año de 1722, hallándose por procura- dor en esos reinos Fray Salvador de Cádiz, que fue con poderes del Prefecto para representar a Su Majestad lo conveniente que era el que fundásemos en dicho sitio una población o villa de españoles, la que, en caso que sea conveniente, fundaremos los Capuchinos en dicho sitio, pues es territorio nuestro y lo podemos hacer sin costo alguno de la real hacienda, como hemos fundado, según consta de autos que paran en la secretaría del Consejo, las villas de San Carlos, la de Araure, la deetCalabozo y la del Pao, sin ser gravosos a la real hacienda, pues, como a V. S. consta, hasta los cincuenta pesos que el rey nuestro señor suele mandar darnos a cada religioso, habrá once años que no los cobramos ni hacemos por ellos diligencia alguna. Toda esta diligencia que los Padres Jesuitas ponen para fundar sus misiones en nuestro propio territorio, es para que les abandone- mos nuestros campos, como por fin vendrá a suceder, cuya intención, atento al país y circunstancias, está bastantemente conocida, pues para facilitar la fundación del Colegio que tanto anhelan en esta ciudad, han tomado por pretexto las fundaciones del Orinoco y ahora se han pasado a este otro lado, jurisdicción de esta provincia, para hacer como forzosa la fundación del Colegio que pretenden, ayudando a ello el Doctor Don José Martínez, quien hallándose de Provisor, no

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