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A4ISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 223 la Religión, y en donde los pobres religiosos que han trabajado en muchos años y por sus enfermedades y avanzada edad no se hallan en estado de volverse a su provincia, logren al menos en ésta un rincón donde acaben sus días con el alivio y consuelo que debe ser en lo espiritual y temporal, y al mismo tiempo se practique lo que V. R. y el rey nuestro señor manda en sus ordenanzas. V. R. deter- minará lo que juzgue y tuviese por mejor, que yo, por descargo de mi conciencia, hago esta expresión a V. R., por quien ruego a Dios guarde muchos años para bien y aumento de las misiones. Caracas y julio, 6, de 1738. R.P. nuestro. Beso la mano de V.R. su más rendido súbdito y servidor, Fray Salvador de Cádiz (firmado y rubricado) 220 D. Julián Fernández Manilla da cuenta, por poder y en nombre del Prefecto P. Salvador de Cádiz, de las entradas hechas y efectos con- seguidos en 1736, 1737 y 1738, martirio del P. Bartolomé de San Miguel, necesidad de un hospicio en Caracas y escasez de misioneros.— (Sin fechar, 1738). - Original (AGI, Santo Domingo, 820). Señor: Fray Salvador de Cádiz, Prefecto de las misiones de religiosos capuchinos de la ciudad de Caracas, puesto a los pies de V. M. dice: qul. por los instrumentos que presenté, se hallará V. M. informado plenamente de las jornadas que el suplicante ha hecho para la reduc- ción de los indios gentiles de aquellos pueblos en los años de 1736, 737 y el presente de 738, de las que se sacaron quinientos y diez y siete indios reducidos a la santa fe católica, a costa del celo y gran trabajo del suplicante y los religiosos misioneros destinados a este fin, pero con la desgracia, que en uno de los testimonios está justifica- do, de haber dado los bárbaros muerte violenta al Padre Fray Barto- lomé de San Miguel, compañero del suplicante, quien por otros ins- trumentos que asimismo presenta, hace presente a V. M. la gran necesidad en que se hallan aquellas misiones de religiosos operarios para la conversión de los indios, pues siendo doce los pueblos que están a su cargo y uno de otros en gran distancia, no hay hoy más que diez