BCCCAP00000000000000000000507

MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 219 No será razón, R. P. nuestro, que, habiendo a tanta costa funda- do y conservado esa nuestra Provincia estas misiones con tanto logro de millares de almas gentiles que han sacado de la sombra de la muerte y encaminado al cielo, quiera dejar perder unas y otras por no enviar el socorro de operarios, por quienes estamos clamando incesantemente seis años ha, como se deja entender por la real cédula despachada por S. M. el año de setecientos treinta y tres, para que los señores obispos y gobernador informen del número de religiosos que estas misiones necesitan. Y como quiera que a dichos señores ni les duele nuestra miseria y necesidad porque no la experimentan, ni han visto los parajes tan desdichados y remotos donde están situadas dichas nuestras misiones, o no habrán informado a S. M., o, si han infor- mado, no sabemos con qué justificación. Lo que solamente sé que el señor obispo, al haberle pedido operarios clérigos para que suplan en algunos de nuestros pueblos, ha venido en conocimiento de la necesidad y representó a S. M. tres años ha que, con ocho religiosos que viniesen, bastaría por ahora y ni aun esos, después de dichos tres años, han venido. Hoy en día nos hallamos con doce pueblos a nuestro cargo y de éstos actualmente se hallan cinco sin religioso alguno ni clérigo que les quiera administrar, así por la suma pobreza de aquellos indios, los que no tan solamente no mantienen al operario sino que es necesario que el operario los mantega a ellos, cuanto por su mucha barbaridad y rusticidad. Y, siendo dichos indios tan inclinados a las fugas, dejo a la consideración de V R. los que se nos habrán huido, los que se huirán en lo venidero, y los que quedaren, sin cultivo ni doctrina, lo que costará después para volverlos a instruir ya resabiados. De los pocos religiosos que hay existentes en estas misiones son m hos los que se hallan hábiles para trabajar, pues el R. P. Fray Marce- lino de San Vicente, después de ochenta y más años que tiene de edad, después de cuarenta años que ha trabajado incesantemente en estas misiones con el apostólico celo que a todos consta, se halla, va por tres años, enfermo y tullido en una cama en el pueblo de Cojede, pasando su vejez y enfermedad con la mayor miseria que es imaginable. El R. P. Fray José de Cádiz que, sobre noventa años, se halla gravísimamente enfermo y todo ulcerado, se halla en el pueblo y misión de Turén, sin poder celebrar ni administrar a los indios, solo entre aquellos bárbaros, sin médico, medicinas ni asistencia alguna más que la del cielo, faltándole todo humano socorro y hasta el espi- ritual consuelo, pues, distando como dista esta misión doce leguas

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz