BCCCAP00000000000000000000507

186 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA intereses, hasta que, aburridos y desesperados dichos indios, se huyen a los montes y se vuelven a su infidelidad, en donde vivían más quie- tos, abominando de la fe que recibieron, viendo cuán mal la guardan los españoles y llamando a los misioneros engañadores, porque les propusieron en nombre de V.M. el buen tratamiento que se les haría y después no hallaron ni experimentaron. Quedando con esto dichos indios fugitivos en peor estado y de peor condición que antes lo estaban, y sembrando la cizaña de su perversión en los demás gentiles para que no salgan a poblado y se resistan a recibir la fe de Cristo, que les propusieron los misionarios. Todo esto se sigue, señor, y se origina de éstas y otras seme- jantes resoluciones de algunos gobernadores, por no querer arreglarse a lo dispuesto y mandado por V.M. en sus reales cédulas expedidas a favor de estas misiones, ni a las ordenanzas, que fue servido apro- bar y mandar que se observasen. Y, aunque en diferentes tiempos por éstas y otras cosas seme- jantes, nos hemos quejado de agravio en vuestro Real Consejo, y V.M., con su católico y piadoso celo ha sido servido amparar la causa de las misiones, mandando a los gobernadores se arreglen a las reales órdenes y cédulas, sobre esta razón expedidas, nada, nada ha bastado, señor, para contener a semejantes ministros ni para que dejen de hacer sus gustos en contravención de lo dispuesto y mandado por V.M., como en la ocasión presente lo ha ejecutado vuestro goberna- dor Don Lope Carrillo. Pues, aunque por el Prefecto de las misiones, quien se halla muy distante de esta ciudad, se le ha reconvenido por carta misiva con las reales ordenanzas y cédulas de V.M., que co- mienzan desde el folio 65v. de estos autos y se le han protestado los daños y menoscabos que experimentarán las misiones, como consta de su mismo título despachado a Don Pedro Lindo y está al folio 31 vuelto, ha proseguido, no obstante, en su determinación, y, se- gún va obrando, creo, señor, que no parará hasta dar fin de las misiones. Con que no nos queda a los misioneros otros recursos, para descargo de nuestra conciencia, que el de ocurrir al real amparo de V. M., para que se sirva de dar las providencias que juzgare más convenientes al servicio de Dios y de V.M., sirviéndose para la determinación de tener presentes los buenos y favorables efectos que se produjeron en estas misions en el gobierno anterior de Don Diego Portales y Meneses, pues, por haberse arreglado este ministro a las

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz