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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 177 decente que la piedad de V.M. permita se ejecuten con ellos tales inhumanidades ni que los que de ellas escapan, pasen a ser esclavos de los holandeses, siendo vasallos de y. M. Y, fuera de los expresados daños, no es de menos consideración el que amenaza, señor, a vuestra real corona, si con tiempo no se pone el reparo conveniente, pues cada día se van más insolentando los indios caribes, los cuales, motivados de este trato que con los holan- deses tienen, han destruido muchas y diferentes naciones de indios gentiles que habitaban los ríos de los llanos de esta provincia, de las cuales sólo ha quedado la memoria. Y, faltándoles ya de estos indios en que cebar su crueldad, se teme con graves fundamentos el que pasen a invadir los pueblos ya reducidos y cristianos que tenemos así en éstas como en otras misiones, como ya lo han ejecutado en las reducciones de la provincia de Cumaná, inmediata a ésta, pudiéndose también temer el que en cualquier trance de guerra que pueda ofre- cerse con los estados de Holanda, se hallen éstos con tantos soldados disciplinados cuantos son los indios caribes que tiene diestros en el manejo de las armas y a su devoción. Y, siendo esta una materia que debe llamar la católica atención de V.M., paso a suplicarle se sirva mandar ver con toda reflexión el informe que hicimos a V.M., desde Cádiz, por el mes de mayo del año pasado de 1722, por medio de Don José Patifio, con los ins- trumentos que le acompañaban, para que, en vista de unos y de otros, se sirva V.M. dar aquellas providencias que fueren más de su real agrado, protestando, como protesto, ante Dios y V.M., no mo- verme para esto otro fin que el descargo de mi conciencia y el cum- pliiento de mi obligación. Y, por cuanto tenemos experimentados que los gobernadores y ministros, en cuyos términos y jurisdicción se halla el río del Orinoco, como son el gobernador de Cumaná, el de la Trinidad, cl de esta pro- vincia, el castellano del Presidio de Guayana y el teniente de gober- nador de Casanare, se hallan algunos de éstos con diferentes dictá- menes movidos de respetos humanos y de conveniencias propias, y que, con coloridos pretextos de jurisdicción, se embarazan unos a otros en aplicar el remedio conveniente a tantos daños que amenazan, convendrá mucho el que V.M., en la resolución que sobre esta ma- teria tomare, se sirva mandar a los referidos gobernadores y demás ministros que unos a otros se auxilien con mutua correspondencia.

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