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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 149 una nueva misión en el sitio de Aguablanca, inmediato como seis cua- dras al paraje en donde estaba fundada la otra misión que se trasla- dó a Turén por concurrir en dicho sitio todas las calidades que S.M. previene en las leyes de estos reinos y conducir al bien público de esta provincia y de las demás misiones que están en estos parajes por ha- llarse cerca del Camino Real y por ser escala para comunicarse con los otros pueblos de misión. Todo lo cual participo a V.S. para que se digne confirmar la dicha nueva fundación o determinar lo que fuere más del agrado de V. S., pues no deseo ejecutar ni ejecutaré otra cosa. Remito los autos e informaciones de esta entrada y sucesos de ela junto con la erección del nuevo pueblo, con escrito para que V. S. se digne de proveerlos aprobando la dicha nueva población y mandan- do en su auto que, en conformidad de lo que S. M. manda en la ley 13, libro 6?, título 3? de la recopilación, no se pueda en manera al- guna mudar ni alterar la dicha población. Pasada la Pascua de Navidad se hará, siendo Dios servido, otra entrada para la cual están hechas las prevenciones y se llegará al Ori- noco, y de lo que acaeciere, daré cuenta a V. S. También participo a V.S. que luego que llegué a Calabozo, lle- garon a aquellas misiones unos indios del Orinoco, de los cuales unos se quedaron haciendo sus casas y otros volvieron para traer a sus pa- rientes, y aunque me manifestaron deseos de pasar a esa ciudad a ver a V.5., no lo ejecutaron por el mucho invierno. Juntamente, por lo que pudiere importar, doy noticia a V.S. cómo unos de dichos indios de Calabozo nos dijeron al P. Fr. Barto- loé y a mí cómo en un cerro del río Orinoco, que está a cuatro días de camino de Calabozo, hallaron a unos holandeses trabajando en di- cho cerro y sacando piedra de él, y así que los vieron, huyeron los holandeses y se dejaron allí unos mazos de hierro, barras, cinceles o cuñas de lo mismo, de las cuales, por ser más manuables y menos pe- sadas, se trajeron unas consigo a Calabozo, de las cuales me traje a esta misión para hacerles algunas herramientas. De que colijo que, no te- niendo los holandeses población alguna ni colonia dentro del Orinoco, estarían trabajando en alguna mina. Yo celebraré que V.S. haya recibido pliegos de España y que contengan materias de todo gusto, y que Dios y el rey nuestro señor perpetúen a V.S. en este gobierno, aunque de tantos sinsabores y ninguna utilidad, para que por este medio consigan estas misiones su

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