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142 £TUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Después de conseguidas las licencias de los ministros reales, tres o cuatro meses antes de salir a los llanos, es necesario ocupar dos o más religiosos en las prevenciones que han de solicitar para dicha entrada, reclutando la gente que se juzga necesaria para escoltar a los misioneros, de la cual gente unos van voluntarios, por servir a Dios y al rey en esta expedición, y otros, que son los más, van pagados, llevando diez pesos de sueldo cada uno al mes. Y para estos dichos soldados es necesario alquilar una bestia de silla y otra de carga para cada uno, costando el alquiler de cada bestia otros diez pesos al mes. Fuera de lo dicho han de solicitar los religiosos el sustento, víveres y municiones para esta escolta, hasta las armas que han de llevar para la defensa, en caso que sea necesario; de tal suerte que la entrada que menos nos ha costado, no han bajado los costos de cuatro mil pesos, y esto estrechándose a lo más preciso. Y como quiera que los misioneros no tenemos rentas ni posesiones, ni el rey nuestro señor nos libra cosa alguna para estas expediciones, no es ponderable el trabajo y las diligencias que cuesta a los padres ope- rarios el solicitar de la piedad de algunos devotos algo de estos costos, supliendo la mayor parte, por no poderlo hacer los cortos caudales de esta provincia, la divina providencia, de quien cada día experi- mentamos prodigios y milagros que fuera prolijo referir. Después de los trabajos padecidos en solicitar las referidas entra- das, y en buscar los indios gentiles y sacarlos de los montes, restan todavía las mayores fatigas y aflicciones que se pueden considerar en la población y manutención de ellos, pues se ha de suponer que estos indios, así hombres como mujeres, salen desnudos de los montes, sin más alhajas que sus arcos y flechas, y la primera diligencia que se hace es solicitar el vestirlos, a lo menos con aquel preciso vestua- rio que pide la honestidad, siendo el género más vil y barato de que se pueden vestir, la coleta y lienzo de algodón, que en estas partes vale la vara de dicho género a tres o cuatro reales de plata, gastán- dose en cada indio en este primer vestido que se les pone, lo menos tres pesos; con que, si son cien indios los que se sacaron del monte en una entrada, son trescientos pesos los que nos cuesta aquel primer vestuario que se les da, el cual lo más que les dura son tres o cuatro meses. Luego se les ha de dar a cada uno su hacha, que cada una vale en estas tierras cuatro pesos, y demás se les han de dar cuchillos, machetes y otras precisas herramientas para cultivar la tierra, que

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