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MISION DE L05 CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 141 que se han fundado, son 10. Todo lo cual ha costado a los misione ros imponderables fatigas, trabajos, contradicciones y costos, pues, como consta de lo referido, raro ha sido el año que no se ha hecho entrada, y algunos años se han hecho dos y tres, en las cuales. ha sido necesario ocupar tres o cuatro religiosos. En estas entradas se suelen gastar los dos y tres meses, en los que se padecen trabajos imponderables y superiores a toda fuerza humana, pues, fuera de los malos ratos que ocasiona lo áspero y desagradable del clima, son los penosísimos en los cuales se camina sin senda ni vereda, todo de- sierto e inculto, lleno de tigres y otras bestias fieras, por donde siem- pre se va con manifiesto riesgo de la vida; a que se añade los ríos caudalosos e insondables que hay que pasar, las dilatadas lagunas y pantanos que se han de atravesar a pie, con el agua muchas veces a los pechos, siguiéndose después de esto muchas montañas espesas y espinales de donde salimos con los hábitos despedazados, y muy de ordinario nuestras propias carnes; juntándose a esto lo ardiente de los soles que afligen mucho en estas partes; las muchas plagas de garrapatas, mosquitos y otras sabandijas que ni nos dejan dormir de noche ni descansar un rato de día; a que se junta la hambre y nece- sidad que de ordinario padecemos en semejantes empresas, y el te- mor y susto continuado de cuando somos asaltados y acometidos de los indios bravos o de las fieras de aquellos montes. Todo lo cual, con otras cosas que no expreso, padecemos en cuantas entradas se hacen para reducir los indios gentiles, porque, como nunca sabemos de cierto el paraje o sitio en que se hallan, no demos tomar punto fijo en la dirección de las jornadas; y así an- damos de ordinario errantes por aquellos montes buscando siempre lo más aspero y condenso de las montañas, por ser éstos los sitios en donde asuelen habitar aquellos bárbaros, huyendo siempre de nosotros y evitando la ocasión de que puedan dar con ellos. Estos son los trabajos que se padecen en las entradas que se hacen. Mas para disponer estas entradas, no son menos los trabajos que padecemos y las contrariedades que se ofrecen, ya de los mismos gobernadores y ya de las ciudades, villas o lugares en donde hemos de buscar. la gente que nos escolte y acompañe; pues, como si nosotros fuéramos los interesados o fuéramos a algunas delicias y recreos, nos cuesta el gratificar a los ministros y alcaldes para que, ya que no nos ayudan, a lo menos no nos embaracen esta santa obra.

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