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126 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA hoy subsisten en estas misiones, hábiles y sanos, pues los cinco que restan para cumplir el número de los 15, el uno es lego y los cuatro enfermos y ancianos, se sigue que los religiosos que faltan para llenar el número de los precisos y necesarios que son menester, son doce o trece. Protestando, como protesto ante Dios, que cualquier paro, ade- lantamiento, atraso o menoscabo que las misiones padecieren en lo material o formal, no nacerá de otra causa que de no haber religiosos suficientes en dichas misiones, de quien pueda valerse el prelado de ellas, pues, habiendo los religiosos que son necesarios, se mantienen los pueblos de misión más bien gobernados e instruidos, se continúan las entradas a la reducción de los gentiles con santa emulación y em- peño. Si algunos indios se huyen, se recuperan luego con prontitud, y si hay alguna cosa que reformar en la disciplina regular, lo puede hacer el prelado teniendo religiosos de quien echar mano para sus- tituir en ci lugar de aquel o aquellos que no dieren tan buena cuenta de su empleo. Y si, con las entradas que se hicieren, se acrecientan al- gunos nuevos pueblos, habrá religiosos a quien poner en ellos para la instrucción de los que nuevamente se convierten, y si algunos fa- llasen, haya quien pueda suplir la falta de los difuntos. Y, no habiendo, como no hay religiosos suficientes y necesarios, primero que se da cuenta a Su Majestad, que Dios guarde, de lo acaecido, y primero que llegue el socorro de misioneros de los reinos de España, siendo la distancia tanta y los registros tan tardos en llegar a esta provincia, se suelen experimentar y experimentan en estas misiones daños y atrasos irreparables. Y por la objeción o reparo que se puede hacer diciendo que, habiendo en estas misiones algunos pueblos cortos, se pueden aumentar con los indios que nuevamente salieren, se responde que así se ha ejecutado y ejercita cuando los indios que se sacan de los montes, son de una misma nación, o, aunque sean de diferentes na- ciones, tienen entre sí buena correspondencia o amistad; mas con aquellas naciones que entre sí son opuestas, no se puede ejecutar esto por los grandísimos inconvenientes que resultan de matarse unos a otros, y ésta es la causa por donde muchas veces nos vemos precisados a mantener pueblos cortos. Y al punto en que su señoría manda dé cuenta de los religiosos que existen sin la ocupación ni cargo de pueblos, digo que son sola- mente dos: el uno Fray Antonio de Ubrique, quien ha siete años que

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