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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 119 de indios gentiles y ponerlos en sitio cómodo de esta provincia, para que les pusiesen sacerdotes y se les instruyese en la fe. Y, habiéndolos despachado vuestro gobernador con diferentes dones que les dio y muchos agasajos que les hizo, salieron por el mes de marzo del año pasado de 1723 los dichos capitanes, trayendo en su compañía gran cantidad de indios de diferentes naciones, y eligieron para la funda- ción de sus pueblos un sitio que llaman Calabozo, jurisdicción de la ciudad de San Sebastián de los Reyes, ciudad de las más antiguas de esta provincia. Y, habiendo el Prefecto que entonces era, a instancia del gober- nador, despachado a otro religioso y a ml para la doctrina y catequi- zación de los referidos indios, fundamos con ellos los dos pueblos, de que tenemos ya informado a V.M., el uno con el título de la Santí- sima Trinidad y el otro con el de Nuestra Señora de los Angeles, en que se ha estado entendiendo hasta el presente día, auxiliando dicho vuestro gobernador Don Diego Portales tanto a los misioneros como a los indios, los que diferentes veces le vinieron a visitar a esta ciudad de Caracas, y del dicho gobernador y del Ilustrísimo Señor Obispo volvieron siempre agasajados, confirmándose en la palabra que habían dado de traer no sólo los pueblos que ofrecieron sino otros más. Y, habiéndose en este tiempo conspirado contra el gobernador algunos individuos de esta provincia, los que, por no permitirles con la libertad que acostumbran, informaron siniestramente contra el di- cho al virrey de Santa Fe> quien le mandó prender y suspender del gobierno, y como el fin a que miraban estos individuos era oscurecer lak rectas y ajustadas operaciones que este ministro ha tenido en su emleo, siendo una de ellas la fundación de estos dos nuevos pueblos y el fomento que ha dado para la conversión de otros muchos que esperábamos, procuraron sugerir a dichos indios para que se volviesen a los montes, como de hecho se volvieron e hicieron fuga dos capi- tanías de 'indios, la una de otomacos y la otra de mapoyes. Y, aunque a los principios los atribuimos a su inconstancia, averiguada después la causa, supimos por los que quedaron en los dos referidos pueblos, que serán poco más de 300 almas entre grandes y pequeños, cómo había sido originada dicha fuga de haberles esparcido voces algunos españoles para que se huyesen, diciéndoles cómo los habían de traer presos a Caracas, lo que se confirmó con la oposición que hicieron, después de diez meses fundados los dichos dos pueblos, pidiendo se