BCCCAP00000000000000000000507
MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 91 niente a la jornada, pueda nombrar un sustituto o cabo que quede gobernando en dicha villa, para que no falte quien administre justicia. 99 .— No es menos cuidado el que se nos ofrece que representar a Vuestra Majestad, que Dios guarde, acerca del embarazo tan gran- de que nos pone un eclesiástico para la reducción de las almas, que ya V.M. ha tenido noticia de él en su Consejo Real de las Indias, llamado el Licenciado Don José Carrillo, compañero y amigo de nuestro perseguidor Bartolomé Gutiérrez de Roda, no habiendo tenido más motivo que habérsele venido unos indios al sitio a donde él está, siendo capellán de una ermita y de aquellos hatos que por allí hay, llamado el Pao, el cual admite a los indios que se amparan de él mientras salimos a la jornada, y, en acabándose dicha jornada, se vuelven los indios a los llanos, y dicho Padre, con cuantos consejos se le han dado, no quiere desistir de su intento, y el poco tiempo que están en su compañía ni quieren rezar ni oir misa, ni sacramentos, como se hizo la certificación por otro eclesiástico que estuvo suplien- do por dicho Padre Carrillo, la cual certificación se le presentó al obispo; y, habiéndosela pedido para remitirla a V.M., que Dios guarde, no lo ha querido dar de dicho sacerdote. Bástanos a nosotros saber que por qué él escribió a V.M., que Dios guarde, envió una cédula real al gobernador pasado, Don Marcos de Castro, para que informase de tanto como decía había hecho, y el gobernador respon- dió la verdad, porque conocía al tal dicho Padre Carrillo, y así V.M., que Dios guarde, y su Real Consejo de las Indias se habrán desenga- ñado de las ficciones de dicho eclesiástico, porque a nosotros nos da clado, no son sus indiscreciones sino es la perdición de las almas, y lúes por tantas cédulas reales está mandado que los misionarlos no se introduzcan los unos en la jurisdicción de los otros, el que Vues- tra Majestad, que Dios guarde, mandase que este dicho clérigo Don José Carrillo sirva su curato y nos deje esta jurisdicción de Caracas, que V.M., que Dios guarde, nos ha dado, para que los indios no se vayan a recoger y amparar de dicho Padre mientras la jornada va y viene, pues no conoce este sacerdote ci maleficio que hace a sus al- mas, viendo que se vuelven a los llanos, traza y disposición del de- monio. Y así, señor, será acertado que V.M., que Dios guarde, le mande al obispo que este sacerdote cumpla con su curato y deje a los indios y misionarios, y no se introduzca en lo que no le toca ni en- tiende ni sabe, y para que V.M., que Dios guarde, vea los altos
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz