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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 89 tífice, como se puede ver en Manuel Rodríguez, en su primer tomo. Luego los que por Su Majestad, que Dios guarde, fueren nombrados para el ejercicio de la conversión de estos gentiles, pueden obtener Ja administración con plena potestad, no sólo en lo temporal, sino tam- bién en lo espiritual, así a los indios como a otros, pues la bula lo especifica, "et ad alios christivolos", y también Inocencio IV y Ni- colao IV conceden a los misionarios todo aquello que conocieren que conviene "pro loco et tempore" para el aumento del nombre de Dios y de su fe. 59.—También, señor, se ofrece el representar a V.M., que Dios guarde, y a su Real Consejo de las Indias, cómo el Reverendo Padre Prefecto, Fray Pedro de Alcalá, que Dios tenga en su gloria, ya en su tiempo representó al obispo de esta provincia la dejación de la villa de San Carlos de Tirgua, la misión de Nuestro Padre San Francisco de Tirgua y la de San José y San Miguel de Acarigua; esto lo representó al obispo para que así lo tuviese entendido, mientras dábamos aviso a V.M., que Dios guarde; pero, apenas fue avisado, cuando puso Clérigos, y ahora al presente me hallo con una cédula real de V. M,, que Dios guarde, para que de ningún modo se dejen las villas y misiones, observando en todo las cédulas reales de V . que Dios guarde, las ordenaciones reales de sus fundaciones; pero es necesario, señor, que V.M., que Dios guarde, nos enviase los doce religiosos que refieren en la real cédula, porque estamos muy de- pauperados de religiosos, así para poner en las casas como para las jornadas, porque apenas hay siete religiosos que puedan servir, los deás son viejos y enfermos. 6?.— No es menor el cuidado que ha sido cómo toda esta mi- sión tiene representar a V.M., que Dios guarde, y a su Real Consejo de las Indias, cómo habiendo ya dejado las dos villas, las dos misiones y la doctrina, como ya quedan referidas, el que se quedasen como están, con eclesiásticos, porque pretendemos fundar una villa en Ja boca del río del Tinaco, que es por donde todos los indios que se huyen han de ir a parar a la boca de dicho río, porque todos los ríos de estas misiones entran en ese del Tinaco, y como con los tiempos se reconocen los inconvenientes y se hallan los aciertos, éste ha sido uno de ellos, en que aseguramos las fugas de los indios; es paraje muy ameno y muy cómodo, así para dicha villa como para que por el río arriba ir poniendo misiones, y aunque se ofrezca alguna fuga,
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