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56 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA gioS D. José Ramírez de Arellano, Corregidor de los indios gayo- nes del Cerrito y de Duaca, diciendo era de "ejemplarísima vida y virtud"." Pero el teniente José de Anieto, que trataba por todos los medios posibles de destruir dicho pueblo, levantó contra los misio- neros una verdadera tempestad. Quizás en busca de apoyo el P. Vi- llabáñez debió marchar a Caracas, donde falleció el 8 de septiembre de 1683.° Otro misionero llegado asimismo hacia 1669-1670 a los Llanos en compañía del P. Villabáñez fue el Hno. Fr. Cipriano de Madrid. Estuvo con ci P. Miguel de Madrid en Duaca pero por poco tiempo, ya que en 1676 se encontraba de vuelta en Madrid, marchando al siguiente año de misionero a Guinea y Sierra Leona de donde regre- só en 1683, falleciendo al siguiente año.` El 17 de noviembre de 1670 era preconizado obispo de Cara- cas el dominico D. Fr. Antonio González de Acuña. Entre las gra- cias por él pedidas al rey una fue que mandase ir a las misiones de su diócesis doce Capuchinos. No obstante haberlo ordenado así el 39. JOSE RAMIREZ DE ARELLANO, Memorial y discurso informativo que presenta al rey nuestro señor en su Real y Supremo Consejo de Indias por la provincia de Venezuela y encomenderos de indios de todas las ciudades de ella. Impreso, (s.a.s.l., 1686), ff. 7v. 8r. Aquí refiere el caso cu- rioso de que, estando en Santa Rosa y después de tocar la campana a misa, acudía poca gente. Extrañado de ello, salió por el pueblo y se percató de que estaban en sus casas bailando tranquilamente. Les reprendió de que fuesen tan malos cristianos y no acudiesen a misa, a lo que respondieron: "Padre, ¿a qué hemos de ir a misa si ya somos libres?". Y es que se había publicado aquella semana en el pueblo la cédula en que se mandaba dar a los indios medio real y que las indias fuesen totalmente libres. Añade Ramírez de Arellano que el P. Villabáñez les explicó lo que quería aquello significar, pero que tampoco le hicieron caso, viéndose entonces obligado a coger un báculo "y fue menester verle con él en la mano y airado, temiendo no ejecutase el golpe, para convencerse e ir a la iglesia donde les dijo misa y predicó lleno de ardiente celo y lo que les importaba a su salvación y la obligación de cristianos". 40. Así lo dice el P. Pablo de Orihuela, que entonces se encontraba de mi- sionero en los Llanos, carta que recoge el P. Mateo de Anguiano (Cfr. mi obra: Los primeros historiadores de las misiones capuchinas en Venezuela, Caracas 1964, 426-27). 41. Ibid., 426. Cfr. también mi obra: La Provincia de Frailes Menores Capuchi- nos de Castilla, Madrid 1949, 256, nota 28. Consta por una carta del P. Francisco de La Puente que el 15 de agosto de 1676 estaba de familia en el convento de San Antonio del Prado, de Madrid.
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