BCCCAP00000000000000000000506

MISION DE LOS CAPUCI-HNos EN LOS LLANOS DE CARACAS 595 denegado así de parte de la suspensión de dicha declaratoria como la parte de la ida de nuestro Prefecto y prelado a los pies del rey nuestro señor, en su Real y Supremo Consejo, a donde recurrimos, protestamos los daños que se pueden seguir de una y otra parte para que en nin- gún tiempo nos pare perjuicio así nuestro derecho como a los indios reducidos y por reducir, que en nombre de Dios y del rey defendemos y amparamos, para que recaigan sobre quien los causare. Otrosí de- cirnos que, no concedida o denegada la suspensión que pedimos de dichos puntos declarados, si nuestra pretensión se tuviere por aparente y no tuviere lugar las sencilla verdad con que la representamos, como llevamos dicho, se sirva V.S. de disponer con Su Señoría Ilustrísima, vengan señores clérigos u otros religiosos más celosos, que con más seguro desinterés, entregados de las misiones, que, reconociendo el gentío por dos, tres o más años de experiencia o para siempre, infor- men la verdad que tenernos presente y ha representado nuestro Prefec- to a V.S., con cuya realidad experimentada, se verán justificados nues- tros desconsuelos; que nosotros nos pasaremos al Guárico a correr aquellos partidos con los medios de nuestra soledad y desamparo, a buscar la mies que el santo Evangelio nos diere, hasta que S.M. dispon- ga de nosotros como de sus humildes vasallos; y si este medio a V.S. pareciere que es resistir a sus mandatos o se juzgare apego a no dejar nuestros alivios, que puede imaginarse, desde ahora y para siempre renunciarnos las misiones y cuanto derechos pudiéramos tener en la villa de San Carlos, en la de Nuestra Señora del Pilar, en el pueblo de San Antonio de Araure, en el pueblo de Nuestro Padre San Fran- cisco de Tirgua, en el pueblo de San José de Mapuey y en todos los demás que administrarnos los Capuchinos, que, como del rey nuestro señor, que Dios guarde, pondremos en su nombre en manos de V.S., con advertencia que cuanto hay en las misiones la mayor parte es ad- quirido de nuestras misas y limosnas y aplicado al culto divino y toca a Su Santidad, quien tiene el dominio de estas cosas que entregaremos por lista con lo que fuere del rey nuestro señor, para que conste, sin sacar otra cosa que los breviarios, por no tener el corazón pegado a cosa de este siglo ni querer otra cosa que la salvación de las almas, a que aspiramos; y, viniendo V.S. en esto, pasaremos a Caracas a esperar en el hospicio el orden del rey nuestro señor, que Dios guarde, y resultas de nuestro Prelado, para que nos vayamos a España o nos señale otra

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz